lunes, 1 de febrero de 2016

ansiosa subordinación social

Las personas con elevados niveles de ansiedad pueden padecer subordinación social.


En un estudio realizado por neurocientíficos de la Escuela Politécnica de Lausana (EPFL), en Suiza, se ha logrado identificar un área del cerebro relacionada con la motivación y la depresión que además podría estar vinculada a la ansiedad-rasgo que propicia la subordinación social. Los resultados del trabajo han aparecido publicados en la revista PNAS.Tanto los animales como los seres humanos establecemos rangos sociales a través de la competencia, que a su vez determina la jerarquía dentro de grupos sociales. La capacidad de competir depende de diferentes características individuales, como el tamaño, la edad o la experiencia social previa. Algunas investigaciones han mostrado que la competencia social también se ve influenciada por rasgos de la personalidad, pero este punto no ha sido explorado en profundidad por ahora.
Aún así, los científicos sociales y los psicólogos sospechan que cuando los individuos presentan altos niveles de ansiedad como característica de su personalidad, pueden estar predispuestos a un mal desempeño en la competencia social, lo que los atrapa en un círculo vicioso (su ansiedad-rasgo reduce su competencia social y esto alimenta la ansiedad, y así indefinidamente). Sin embargo, de momento se sabe muy poco acerca de la neurociencia que subyace a este círculo, y que podría ser la clave para romperlo.
En los experimentos se categorizó a una serie de ratas en un espectro de ansiedad-rasgo (de ratas de ansiedad baja a ratas de alta ansiedad).  Estos animales fueron además sometidos a varias pruebas de comportamiento, en las que las ratas de ansiedad alta debían competir socialmente con ratas con anisedad baja.
El estudio confirma que la ansiedad-rasgo puede predisponer a un estatus social inferior y sugiere que la manipulación farmacológica de las mitocondrias en el núcleo accumbens potencialmente podría influir en el rango social de una persona. El estudio también es el primero en relacionar el metabolismo energético del cerebro con en el establecimiento de las jerarquías sociales.
Los investigadores  mantienen la cautela, ya que en el estudio participaron ratas y no personas y porque, después de todo, la función del cerebro es sólo uno de los muchos elementos que influyen en la dinámica social. ”Las interacciones sociales son inmensamente complejas.” 
de psiquiatria.com

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