lunes, 17 de abril de 2017

testosterona prosocial

La testosterona favorece comportamientos agresivos, pero también generosos

Un nuevo estudio concluye que esta hormona esteroidea "puede causar en los hombres un comportamiento prosocial"

La testosterona se ha vinculado históricamente a conductas agresivas La testosterona promueve comportamientos orientados a alcanzar un estatus social más elevado, lo que significa que está relacionada con actitudes agresivas, pero también con otras generosas, según un estudio que publica hoy la revista Proceedings of The National Academy os Sciences (PNAS).
Tradicionalmente, los altos niveles de esa hormona esteroidea, clave en el desarrollo sexual masculino, se habían asociado con la agresividad y la falta de generosidad en los humanos, pero hasta ahora los estudios que habían tratado de certificarlo se consideraban poco creíbles por supuestos problemas metodológicos.
El nuevo estudio, dirigido por el Instituto de Neurociencia del Trinity College de Dublín, concluye que la testosterona "puede causar en los hombres un comportamiento prosocial", es decir, que beneficie a otros, por lo que tiene un "papel más complejo" en la conducta humana del que se creía.
A los participantes en el estudio, un grupo de 47 hombres jóvenes sanos, se les inyectó o bien enantato de testosterona o bien un placebo, y se les sometió a una variación de la prueba económica experimental conocida como "el juego del ultimátum".
En esta prueba, un jugador propone a otro una manera de dividirse una importante suma de dinero y, si el segundo acepta la oferta, ambos reciben la misma cantidad de dinero, pero si la rechaza, ninguno de los dos obtiene nada.
Para el estudio, el juego se modificó de tal forma que una vez que los participantes habían aceptado o rechazado una oferta, tenían la posibilidad de recompensar o "castigar" a quien se la había hecho al quedarse con más o menos dinero del ofrecido originalmente.
"Concluimos que los participantes tratados con testosterona eran más proclives a castigar a quien les proponía (el trato), y que los niveles altos de testosterona estaban específicamente asociados con un castigo mayor para quienes hacían ofertas injustas", indica el estudio.
Pero además, "cuando los participantes tratados con testosterona recibían ofertas de cantidades grandes, eran más proclives a recompensar a quien se lo proponía y también elegían recompensas mayores", añade.
"Este aumento de generosidad en un entorno donde no hay provocación indica que la testosterona también puede causar comportamientos prosociales que son apropiados para mejorar el estatus", sostiene el estudio.
"Este descubrimiento no encaja con (la idea tradicional de) una simple relación entre la testosterona y la agresión, y proporciona una prueba causal de que la testosterona tiene un papel más complejo a la hora de motivar comportamientos de mejora del estatus en los hombres", concluye.
En el estudio también participaron investigadores del Instituto de Ciencias Cognitivas Marc Jeannerod en Bron (Francia), del Departamento de Biología Humana de la Universidad de Lyon (Francia), de la Universidad de Magdeburgo (Alemania) y del Instituto de Tecnología de California, en Pasadena (EEUU), entre otros.

De lne.es



lunes, 10 de abril de 2017

terapia con Bill Murray

El ‘enigma Bill Murray’: ¿por qué nos hace tan felices un tipo tan serio?

Su faceta como actor es admirable, pero cada 'gamberrada' que comete da la vuelta al mundo. Psicólogos explican por qué su irreverencia contenida nos cautiva

“Invítate tú a la fiesta. Asegúrate de que todos los demás estén invitados a la fiesta. La música une a la gente. Sé generoso con el mundo. La sorpresa es oro. Mientras la Tierra siga dando vueltas, haz algo útil…”. Estos son algunos de los principios que el periodista Gavin Edwards atribuye a Bill Murray en el libro Cómo ser Bill Murray (Blackie Books).
Se trata de un nuevo tributo al actor de Cazafantasmas (1984), Atrapado en el tiempo (1993) o Lost in translation (2013), pero además, la obra es un tratado sobre la irreverencia, el sentido del humor y la libertad. El ejemplo de que renunciar a la corrección política no equivale a ser excluyente o intolerante sino a relajarse, desdramatizar y celebrar nuestra autonomía con los demás, los conozcamos o no. El artista es de esas celebrities que despiertan más simpatía que hartazgo. Más allá de su vasta y en ocasiones genial filmografía, ¿por qué nos cautiva tanto Bill Murray?

Por lo que hace

A estas alturas, pocos ignoran que el cariño hacia el actor no deriva en exclusiva de su obra, sino de su talento para relacionarse con extraños: lo mismo decide ejercer de camarero en la inauguración del bar de su hijo, sirviendo solo lo que él considere, que se invita a sí mismo a una fiesta de estudiantes y acaba fregando los platos, o se come las patatas de un desconocido mientras guiña un ojo y asegura: "Nadie te va a creer". Al principio, tales extravagancias pasaron por leyendas urbanas. Sin embargo, la ubicuidad de los móviles con cámara ha despejado el misterio y Bill Murray ya es casi tan conocido por sus salidas de tono como por sus películas.
Resulta que esta sorprendente costumbre de interactuar con extraños ha sido reivindicada este año como un método de mejora de la calidad de vida, con el libro Cuando unos extraños se conocen: cómo la gente que no conoces puede transformarte, de la organización de divulgación de ideas TED. Desconocemos si el actor conoce o no las bondades de irrumpir en la cotidianeidad del prójimo, pero sí somos conscientes de su apuesta por la broma y la gamberrada inofensiva, en lugar de por la iracundia que se le consiente a su gremio.

Porque estamos decepcionados

Sin embargo, este amor repentino que estamos viviendo con Murray va más allá del aplauso con el que celebramos cada nueva gansada que se le conoce. “A la sociedad actual le atrae la gente que rompe las normas. Incluso la publicidad, que es una industria muy conservadora, utiliza la transgresión para reposicionarse. Alguien que juegue con las convenciones resulta muy atractivo y más en un momento como este, en el que la sociedad está insatisfecha, es consciente de que no se han cumplido las promesas de bienestar que esperaba y hasta los conservadores, como se ha visto con la elección de Trump como presidente de Estados Unidos, están a favor de cambiar el sistema”, explica Jordi Busquet Durán, doctor en sociología por la Universidad Ramon Llul (Barcelona) especialista en la fama y el fenómeno fan.
Busquet asegura que no existe "el secreto para que alguien se ponga de moda”, aunque entiende que Bill Murray representa “algo muy atractivo para los medios, que saben dónde hay que poner el foco y, sobre todo, la encarnación de valores con los que a todos nos gusta identificarnos: no es vulgar, es divertido, actúa de manera libre”.

Porque todos podemos ser Bill Murray

La psicóloga Violeta Alcocer explica que para entender por qué una persona puede seducir a millones de personas sin hacer otra cosa que ser él mismo, conviene recordar que, desde el punto de vista evolutivo, los seres humanos necesitamos el contacto con los otros. El grupo “nos permite ceder parte de nuestra identidad, delegar responsabilidades, motivos, juicios de valor. Satisface necesidades básicas y nos liberad de la culpa y la exigencia de pensar por nosotros mismos en cada momento”.
Su reflexión es el punto de partida para afirmar que “la figura de Bill Murray concentra todo lo que nos gustaría ser pero no nos atrevemos”. Según la experta, la suya es de las personalidades que más nos atraen porque no están completamente fuera de la norma, sino que la rompen desde dentro, con hechos inofensivos que, de alguna manera, nos ayudan a reflexionar sobre los corsés a los que estamos sometidos: “Es una persona adaptada socialmente, que además ha conseguido cierto estatus, pero que a la vez se muestra excéntrico, atrevido y se permite hacer y decir lo que otros no”, dice.
El rictus, por lo general serio, de Bill Murray fascina casi tanto como su instinto para hacernos reír quizá porque propaga, sin muecas, su batería de guasas, aproximación al otro, desfachatez y audacia. Decía David Foster Wallace que la ironía “es la canción de un pájaro que ha aprendido a amar su jaula” y Murray parece haber comprendido que la sabiduría es burlarse de esos barrotes que son los convencionalismos. Quizá ese sea el secreto.


De elpais.com

lunes, 3 de abril de 2017

si quieres vivir dos años más, lee, lee, lee

Las personas que leen libros viven hasta dos años más, según un estudio

Media hora de literatura diaria presenta beneficios en la salud, la educación o las habilidades cognitivas del lector. Un pueblo de 33 habitantes abre una biblioteca con 16.000 libros
Si ya lo decía Don Quijote: "El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho". Ahora, además, ¡vive mucho!




Y es que científicos de la Universidad de Yale (EEUU) han realizado un estudio en 3.635 personas mayores de 50 años en el que demuestran que aquellos que leen con asiduidad llegan a vivir hasta dos años más que los que olvidan los libros. Por si la lectura no tuviera ya suficientes alicientes, ahora queda demostrado que además de transportar a nuevas vidas alarga la propia del lector. 



12 años de seguimiento

El estudio realizado por tres científicos de la Escuela de Salud Pública de la prestigiosa universidad americana ha comprobado que, dentro del grupo de lectores sobre el que se han realizado 12 años de seguimiento, aquellos que dedican a la lectura unas tres horas y media a la semana eran menos propensos a morir en un 17%, mientras que los que superan esas horas de lectura llegaban a alcanzar el 23%.

Una de las autoras del estudio, Becca R. Levy, revelaba a The New York Times: "las personas que leen un libro siquiera media hora al día experimentan significantes avances de supervivencia en su vida" y, además, añadía que estas mejoras no se limitan a la longevidad, si no que también obtienen beneficios "para su salud, educación, habilidades cognitivas y muchas otras variables".

Sin embargo, el motivo por el cual se presenta este alargamiento vital no se explica en el resumen de la investigación. De todos modos, el diario Independent recordaba que no es el único beneficio que se ha demostrado científicamente en torno a la lectura. Un estudio de 2008 demostraba que en un 48% había claras relaciones entre la delincuencia y el analfabetismo atendiendo a su nivel de lectura.

Mejor sueldo

Un estudio de la Universidad de Padua (Italia) publicado en el pasado mes de mayo desvelaba, además, que los niños que hayan tenido la oportunidad de acceder a diferentes libros tendrán una renta superior en su etapa adulta que aquellos que apenas los hayan tocado.

Dicho lo cual, no es la pequeña Matilda -cuya película cumplía 20 años recientemente- la única que nos recuerda las maravillas que uno puede encontrar dentro de los libros. Ahora, además, queda científicamente demostrado.





de Info-libros.com