lunes, 25 de mayo de 2015

¿tango apasionado? no, irritable

Temperamentos afectivos en bailarines de tango.


Los vínculos entre los temperamentos afectivos y la cultura popular han sido pocas veces explorados sistemáticamente. Los estudios de creatividad, personalidad y temperamento, por el contrario, han informado de varias asociaciones. El tango es uno de los repertorios más típicos de la danza folclórica musical argentina. El objetivo principal de este estudio es comparar los temperamentos afectivos entre bailarines profesionales argentinos de tango y la población general.

Los datos agregan nueva evidencia a la hipótesis de que la representación artística se relaciona con el temperamento. El tango apasionado, de características melancólicas y vigorosas (e incluyendo algunas “optimistas”), parecen impregnar a los bailarines de tango de cualidades temperamentales irritables e hipertímicas. Nuestro estudio apoya la creciente literatura sobre la validez de la utilización del temperamento como rasgo subafectivo en relación con la creatividad artística y las artes escénicas.


de psiquiatria.com

lunes, 18 de mayo de 2015

empatía compartida

Asocian la empatía con unos niveles más bajos de estrés

Investigadores de la Universidad McGill, en Canadá, aseguran que la empatía o capacidad de sentir y compartir las emociones de los demás se está relacionada con los niveles de estrés, que aumentan en presencia de desconocidos, según los resultados de un trabajo que publica la revista ‘Current Biology’.
La empatía está siendo cada vez más estudiada por los científicos ante el papel que puede jugar en trastornos psicológicos como el autismo. En muchos casos se usa el dolor como un estímulo ya que es más fácil de medir. De hecho, en un trabajo previo los autores de este trabajo recurrieron a este enfoque para demostrar que la capacidad de empatizar puede detectarse en otros animales como los ratones.
En esta ocasión, compararon las reacciones de varios estudiantes a estímulos dolorosos en diversos escenarios: en solitario, acompañados de un amigo, con desconocidos.
En todos los casos, se pidió a los participantes sumergir su brazo en agua helada para calificar su dolor, y vieron que éste obtenía la misma puntuación cuando estaban solos o con un extraño pero aumentaba cuando estaban con un amigo.
“Puede parecer que sufrir más dolor en presencia de un amigo es una mala noticia, pero en realidad es una señal de que hay una fuerte empatía entre ambas personas”, según ha reconocido Jeffrey Mogil, autor del trabajo.
Estudios previos en laboratorio habían demostrado que dos ratones no sienten empatía cuando no se conocen pero, si están familiarizados el uno con el otro, por ejemplo si comparten jaula, sentían más dolor ante un estímulo que si lo hacen cuando se sometían a la misma experiencia dolorosa solos.
Pero este trabajo es el primero demostrar en humanos la misma barrera a la empatía en la presencia de extraños entre los humanos. Y para tratar de buscar una explicación a esta barrera, los expertos trataron de observar si podía deberse al estrés de estar cerca de un extraño.
Para ello, los investigadores dieron a ratones y humanos metopirona, fármaco que regula la reacción de “huida o lucha” del estrés, y en ambos casos se vio como mostraban empatía por el extraño. Y para confirmarlo, se volvió a juntar a los participantes con otra pareja de extraños con los que, en esta ocasión sin fármaco, estuvieron jugando a un videojuego antes de medir su dolor y “estrés social”.
Después de sólo 15 minutos, estos participantes mostraron empatía hacia los extraños cuando experimentaron el dolor del agua helada. “Resulta que incluso una experiencia compartida que es tan superficial como jugar juntos a un videojuego puede cambiar a la gente”, según los expertos.
de psiquiatria.com

lunes, 11 de mayo de 2015

entrevista de trabajo emocional

Un proyecto científico analiza cómo ayudan las emociones a encontrar trabajo

Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) lideran el proyecto “HUMBACE”, cuyo objetivo es desarrollar modelos computacionales de las emociones de los seres humanos que pueden ser de gran utilidad para la búsqueda de empleo.
Estos modelos permitirían anticiparse a muchos problemas, incluso saber hacia dónde se dirige el mercado laboral teniendo en cuenta cómo actúan tanto empleadores como aquellos que buscan trabajo, ante los cambios en la regulación, en la oferta o demanda de empleo o cualquier otro factor que interviene en el mercado laboral.
El responsable de este grupo de trabajo, Vicente Botti, ha explicado a EFE que “cuando se trata de buscar trabajo, se intenta tener la mente fría y evitar cualquier tipo de influencia no relacionada con el ámbito profesional” y los estudios demuestran que “las emociones están siempre presentes”.
El objetivo de este proyecto es conseguir una ingeniería integral para desarrollar modelos computacionales de agentes y sociedades virtuales que representen humanos, aplicables en problemas diversos en los que las emociones incidan directamente en el comportamiento.
Esta propuesta permitiría identificar los principales aspectos emotivos a tener en cuenta, facilitar su modelado, acotar el número de parámetros a emplear y focalizar los más importantes.
Así, individuos que deben realizar una inversión estarán altamente influidos por el temor a la pérdida, o los que se enfrentan a la situación de evacuar un edificio en llamas, estarán muy condicionados por el pánico.

de psiquiatria.com

lunes, 4 de mayo de 2015

Nepal

Más del 80% de la población recuperará una normalidad psicológica un año después del terremoto

El duelo tras una catástrofe natural es menor que el provocado por un accidente o un atentado

La tragedia del terremoto de Nepal causará problemas de salud mental entre la población superviviente pero, tras el estado de ‘shock’ inicial y las secuelas causadas por las pérdidas humanas y materiales, más del 80 por ciento recuperarán la normalidad psicológica entre uno y dos años después de la catástrofe.
En estas situaciones uno de los problemas más difíciles de manejar es la inseguridad emocional, según ha explicado a Europa Press Mónica Pereira, miembro del Grupo de Emergencias del Colegios de Psicólogos de Madrid, ya que el hecho de haber perdido a seres queridos y quedarse sin vivienda genera una “falta de seguridad e incertidumbre provoca mucho malestar y dificultad de adaptación”.
De hecho, esta experta ha explicado que al principio se vive un estado de ‘shock’ en el que “la cabeza no es capaz de entender lo que está ocurriendo ni asumir tanto los fallecimientos de seres queridos como las pérdidas materiales”.
“Son tal cantidad de cosas las que están pasando que el cerebro no es capaz de asumirlas y procesarlas todas, y por eso se entra en ese estado de ‘shock’, como para poder ir asumiendo poco a poco”, ha reconocido Pereira.
Tras esta primera fase, se pasan momentos de rabia o enfado, contra uno mismo, contra las personas que se han perdido o contra las autoridades por cómo han manejado la situación.
Esta psicóloga reconoce que en catástrofes naturales uno se siente más perdido porque “no hay nadie a quien echarle la culpa”, lo que ayuda a ir asumiendo “poco a poco” que no dependía de nadie y “resignarse” a lo sucedido.
En el primer año suelen aparecer diferentes problemas como casos de estrés postraumático, trastornos adaptativos, conductas ansiosas e incluso trastornos depresivos. No obstante, tras un año sólo persistirán en un 10-15 por ciento, mientras que la amplia mayoría “va a retomar su vida diaria, aunque de forma diferente”.
SENTIRSE MEJOR QUE ANTES, TAMBIÉN ES POSIBLE
De hecho, entre un 5-10 por ciento va a sentir que “incluso están mejor que antes” porque “van a aprender de todo lo ocurrido y van a darle sentido a su vida y darse cuenta de lo fuertes que han sido después de una situación de este tipo”.
“Aprenden sus propias fortalezas, a quién tienen al lado y a quien no, y reconstruyen la vida como realmente les gusta, y no como la llevaban antes”, según ha defendido esta experta.
De hecho, Pereira reconoce que en Psicología tratan de ayudar a la gente a encontrar ese sentido y volver a esa fase de resiliencia, “para que haya muchas más personas que crezcan tras una situación de catástrofe y saquen beneficios emocionales de todo lo que están viviendo”.
LA ATENCIÓN PSICOLÓGICA, EN DIFERENTES FASES
En cuanto a la atención que deben recibir estas personas, Pereira ha explicado que en un primer momento se trata de ofrecer una toma de contacto con la realidad en la que se ayuda a entender lo que está ocurriendo y se informa de los síntomas que pueden aparecer.
“Intentamos que la gente se asuste menos, porque si por ejemplo no sabes que es normal ver imágenes de lo sucedido, puedes pensar que te estás volviendo loco, y eso provocar más angustia y agrandar el dolor”, ha explicado.
Luego hay una segunda fase, a medio-largo plazo, de psico-educación, en la que ayudan a entender las dificultades que van pasando para ir afrontando y reiniciando una vida, que puede prolongarse entre tres a seis meses.
“NECESITAN SEGURIDAD, QUE ES LO QUE LES FALTA”
Esta fase terapéutica debe adaptarse a cada paciente, “según la necesidad y la capacidad para escuchar lo que está pasando”, ha explicado Pereira. “Necesitan a alguien que mantenga la seguridad y la calma para salir de la fase de ‘shock’ e iniciar el afrontamiento. Necesitan que les den seguridad, que es lo que les falta”, ha añadido.
En estos casos, la psicóloga reconoce que los niños suelen tener “más facilidad” para superar este tipo de situaciones, al igual que las personas con menos recursos, que “están más acostumbrados a salir de situaciones de emergencia” y “tienen más fortaleza mental y más estrategias a nivel emocional”.
Además, reconoce que los propios profesionales que están trabajando en estas tareas también vivirán estas fases tras la catástrofe, por lo que se duplica la dificultad de ese afrontamiento.
LA MEJOR TERAPIA A LARGO PLAZO, LA REINSERCIÓN EN LA SOCIEDAD
En este periodo, la psicóloga asegura que lo aconsejable es hacer seguimientos periódicos para ver cómo evolucionan pero, a partir del año, no hay que “obligar” a la gente a pasar por servicios de salud mental salvo que sea estrictamente necesario, y aboga por “fomentar el acogimiento de la sociedad”.
“Es mucho más positivo cuando tu te esfuerzas por salir de las situaciones y la sociedad te ayuda que cuando es la institución la que te ayuda permanentemente”, según reconoce esta experta.
De hecho, asegura que si al año no ha aparecido sintomatología y los pacientes van retomando su vida ya no van a necesitar atención, a pesar de que en ocasiones puede haber personas que parecen fuertes pero de repente “se derrumban por completo” tras un problema posterior que actúa como detonante.
 foto: The Guardian
de psiquiatria.com