viernes, 31 de enero de 2014

comicidad psicopática?

Científicos de la Universidad de Oxford (Reino Unido) han detectado que los humoristas tienen muchos rasgos asociados a una personalidad psicótica, lo que podría explicar su secreto para saber hacer reír a la gente, según los resultados publicados en el ‘British Journal of Psychiatry‘.
En su estudio analizaron a varios cómicos de Australia, Gran Bretaña y Estados Unidos y encontraron que estos obtenían puntuaciones significativamente más altas en cuatro características psicóticas cuando fueron comparados con un grupo control con personas que no tenían trabajos creativos. Entre estos rasgos destacaban un comportamiento impulsivo o antisocial, y una mayor tendencia a evitar la intimidad.
“Los elementos creativos necesarios para producir humor son sorprendentemente similares a los que caracterizan el estilo cognitivo de las personas con esquizofrenia o trastorno bipolar”, ha asegurado Gordon Claridge, científico del departamento de Psicología Experimental de Oxford que dirigió la investigación.
Aunque los rasgos en cuestión se pueden catalogar como “psicóticos”, aclara Carlidge, también pueden considerarse otras características sanas tales como los cambios de humor o una introversión social.
“Aunque la psicosis esquizofrénica puede ser perjudicial para el humor, en su forma más leve puede aumentar la capacidad de las personas de asociar ideas raras o inusuales, mientras que el pensamiento maniaco –que es común en personas con trastorno bipolar– puede ayudar a estas personas a buscar conexiones originales o chistosas”, ha destacado.
En concreto, los investigadores reclutaron a 523 humoristas –404 hombres y 119 mujeres– y les pidieron que completaran un cuestionario diseñado para medir los rasgos psicóticos en personas sanas.
Así, buscaban analizar “experiencias inusuales”, para medir su creencia en la telepatía y sucesos paranormales; “desorganización cognitiva”, para ver su dificultad para ajustar pensamientos; “anhedonia introvertida”, para analizar su disminución de la capacidad para sentir placer físico y social, y la “disconformidad impulsiva”, para medir su tendencia a una conducta antisocial impulsiva.

El mismo cuestionario también fue completado por 364 actores y ambos grupos fueron comparados con otro de 831 personas que no tenían ningún trabajo creativo.
de psiquiatria.com

viernes, 24 de enero de 2014

índice literario del estado de ánimo

Los ciclos económicos repercuten en el estado de ánimo reflejado en la literatura.

En el siglo XX la literatura en lengua inglesa ha reflejado los vaivenes económicos en el estado de ánimo que transmite, según las conclusiones de un artículo publicado en la revista PLoS One por tres antropólogos y un especialista en ciencias de la computación de las universidades británicas de Bristol, Durham y Sheffield.

Como explica en su blog Alberto Acerbi, uno de los autores del trabajo, partiendo del análisis de palabras que describen las emociones en el corpus de literatura inglesa en Google Books, se ha hallado una relación entre el estado de ánimo literario y las tendencias económicas.

Ese estado de ánimo se refleja en lo que han bautizado como “índice literario de miseria” (el reflejo de la tristeza en los libros en determinado año), que evoluciona de forma paralela a los índices económicos negativos, teniendo en cuenta factores como la inflación y el desempleo. También se detectó esa misma correlación en la literatura alemana del pasado siglo.

En un anterior trabajo, estos mismos autores detectaron un descenso generalizado en el tono emocional en los libros publicados en el siglo XX –o al menos en la frecuencia de palabras emocionales, aclara Alberto Acerbi–, la divergencia entre las literaturas americana y británica y la existencia de períodos en los que predomina un determinado estado de ánimo.


Fuente: LecturaLab

lunes, 20 de enero de 2014

¿es hoy tu día más deprimente?

Hoy es el día más deprimente del año y no has cumplido tus propósitos de año nuevo

La mitad de la población se sumó al rito del ultimátum anual de automejora, pero sólo el 8 por ciento será capaz de vencer la paradoja cerebral de la fuerza de voluntad.

 Y un año más, ya ha llegado el temido Lunes Triste (en inglés, Blue Monday), el que muchos aseguran es el día más deprimente del año. Según una ecuación (que incluye parámetros meteorológicos como la temperatura y las horas de luz, los días trascurridos tras las últimas vacaciones, etc.) inventada en 2005 por un psicólogo, Cliff Arnall, el tercer lunes de enero es la peor jornada del año, lejos ya de todo espíritu lúdicofestivo y, sobre todo, de toda esa motivación que traen las doce campanadas. Puede que el Lunes Triste no tenga una gran base científica, pero el ímpetu que lleva a los ciudadanos del primer mundo a matricularse en masa en gimnasios, romper cigarros y comprarse el primer fascículo que les hará desarrollar diferentes habilidades se ha esfumado casi por completo tres semanas después, según aseguran varios estudios. Y eso que el propósito de enmienda anual es una herencia directa del noble “voto del pavo real o del faisán que hacían los caballeros medievales en la última semana de Navidad, para renovar su compromiso con sus ideales.


Según una investigación realizada en Estados Unidos por la Universidad de Scranton, el 45 por ciento de la población suele marcarse resoluciones con cada año nuevo (la primera del ránking es perder peso; le siguen ser más organizado, ahorrar, disfrutar de la vida y ponerse en forma), pero el 92 por ciento no consigue llevar esas intenciones a buen puerto. A la tercera semana del año, casi la mitad se ha rendido y, de hecho, un 24 por ciento falla una y otra vez, año tras año. Según ese mismo estudio, quienes forman ese mínimo 8 por ciento que cumple sus objetivos tienen algo en común: la concreción


Pero ¿qué pasa con quiénes sí cumplen sus propósitos de año nuevo? Según el estudio de Wiseman, los hombres lograban su objetivo con un 22 por ciento más de posibilidades si establecían metas concretos (desear perder dos kilos a la semana funciona mejor que querer perder peso a secas). Para las mujeres, el truco estaba en hacer público su propósito y conseguir la ayuda de su entorno, de esta forma tenían un 10 por ciento más de éxito. El profesor Wiseman ha especificado el decálogo para materializar esos deseos: establecer sólo un propósito; evitar resoluciones anteriores en las que ya hayamos fracasado; elegir algo que nos motive personalmente (no tiene por que convencer al resto del mundo); dividir la gran meta en pequeños pasos; contárselo a la familia y amigos; pensar a menudo en los beneficios que se obtendrán; darnos pequeñas recompensas; llevar un diario escrito; encajar los momentos de debilidad como un pequeño revés, no como un fracaso absoluto y, sobre todo, no esperar a que empiece un año nuevo.

de elpais

jueves, 16 de enero de 2014

los colores de la autodestrucción en breaking bad

los personajes se construyen en base a múltiples aspectos, y el color en esta serie ayuda, y mucho, a definir sus personalidades, pero sobre todo nos muestra el progreso hacia su autodestrucción