jueves, 11 de julio de 2013

el amor como combustible

La vía de expansión personal de Thoreau, cuyo combustible es el amor, se ancla en una inmersión plena en el presente, huyendo de los dos grandes males que el Tiempo inocula en el hombre: la rememoración obsesiva y la proyección ansiosa («nunca mires atrás a menos que estés planeando ir en esa dirección»). Pero también exige una ética («la bondad es la única inversión que nunca quiebra»). 

de lne.es

jueves, 4 de julio de 2013

la riqueza de lo simple

En el retrato intelectual de Thoreau  se aprecian las influencias tanto de su maestro Emerson como de Diógenes el Cínico o, muy en particular, del pensamiento budista e hinduista. En esencia, Thoreau se nos aparece como un individuo refractario a la hipertrofia de la vida urbana («millones de seres viviendo juntos en soledad») y al modelo económico, basado en la ambición, que ve a su alrededor y que convierte al hombre en máquina y esclavo de sí mismo. Este rechazo le lleva a postular el crecimiento por la renuncia («el hombre es rico por la cantidad de cosas de las que puede prescindir») y la simplificación («nuestra vida siempre es malgastada por el detalle»).

de lne.es

lunes, 1 de julio de 2013

otro mes más para el Señor Thoreau

Nos ha sido imposible condensar, resumir o recopilar todo lo que Thoreau nos ha mostrado, por ello inauguramos julio con nuestra segunda parte de homenaje.