Empezar más tarde las clases se asocia a
mejores notas en el instituto
El trabajo, publicado
en la revista ‘Sleep Health’, apoya investigaciones previas que apuntaban los
beneficios psicológicos, conductuales y académicos de dormir más para que
padres y educadores lo tengan en cuenta para conseguir mejores tasas de éxito
de los estudiantes.
Los autores analizaron
la hora de inicio, la asistencia a clase y las calificaciones de 30.000
estudiantes en 29 escuelas de secundaria de siete estados. Y dos años después
de comenzar a retrasar la hora de entrada, vieron como tanto la asistencia
media como la tasa de graduación aumentó varios puntos porcentuales. Así, el
porcentaje de alumnos que cada año finalizaban esta etapa pasó del 79 al 88 por
ciento.
“Esto no sólo afecta a
nuestros estudiantes de secundaria. Afecta a toda la sociedad”, ha reconocido
Pamela McKeever, autora del estudio, que cree que esto también se traducirá en
una mayor tasa de éxito profesional de adultos.
La clave de empezar
más tarde, según esta experta, es que los estudiantes de las capas
socioeconómicas más bajas tienen más probabilidades de que su autobús llegue a
tiempo, lo que favorece que vayan más a clase y saquen mejores notas.
“Cuando los niños
pierden un autobús temprano en la mañana y esa es su única forma de transporte,
pierden clase y luego se traduce en su rendimiento”, ha añadido Kyla Wahlstrom,
de la Universidad
de Minnesota que no participó en este estudio.
Desde finales de los
90, Wahlstrom y otros investigadores han sugerido que el horario de inicio del
instituto es clave para el rendimiento de los estudiantes. En 2014, ella y su
equipo iniciaron un estudio a tres años con 9.000 estudiantes de ocho escuelas
secundarias y vieron que las tasas de asistencia aumentaron cuando se empezaba
más tarde de las 8.35 de la mañana. En diciembre, la Academia Americana
de Medicina del Sueño defendió que retrasar el horario escolar mejoraría las
horas de sueño, reduciría la somnolencia e incluso los accidentes de tráfico,
mientras que la
Academia Americana de Pediatría recomienda que las clases no
deben empezar antes de las 8.30 horas.
Sin embargo, los
últimos datos de los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC, en sus
siglas en inglés) muestran que todavía hasta el 75 por ciento de las centros
educativos públicos empiezan antes de esta hora.
Una limitación del
estudio, según admiten los autores, es que no tuvieron en cuenta las muchas
variables que también pueden afectar a la asistencia y la tasa de graduación,
tales como el profesorado, o las actividades extraescolares. Asimismo, tampoco
comprobaron si el hecho de empezar más tarde conllevó que los estudiantes
durmieran más.
de psiquiatria.com
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