lunes, 14 de diciembre de 2015

Vota, tu salud te lo agradecerá

Votar es bueno para la salud (mental).

Los expertos parecen coincidir en que no es posible reducir a un solo motivo lo que nos hace salir de casa a expresar protestas, quejas y reivindicaciones. Israel Rodríguez, profesor de Estudios de Psicología de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) y experto en movimientos sociales, alude a un cóctel de distintas variables para explicar la movilización y participación política. “Sin duda, intervienen factores macrosociales como la crisis económica, pero también encontramos otros elementos más apegados a la realidad cotidiana de cada persona como la pérdida de trabajo o una experiencia previa. En todo caso, movilizarse siempre tiene algo de sorpresivo e imprevisible, incluso para uno mismo”.
El antropólogo Fernando Monge, profesor de Antropología Social y Cultural de la Facultad de Filosofía de la UNED, también cree que son múltiples las causas que nos llevan a dar el paso a la acción. Sin embargo, matiza este argumento haciendo hincapié en un aspecto que considera determinante: el contexto. “Lo que realmente dispara todas las razones que nos movilizan, sean las que sean, son las circunstancias en que se producen”, afirma.

¿Convicción o contagio emocional?

Pero, si para entender el proceso de las movilizaciones es necesario examinar qué las provoca, también hay que tener en cuenta las emociones que mueven a sus protagonistas.
Las movilizaciones se producen en su mayoría por contagio emocional o por seguir lo políticamente correcto: “En ocasiones algunas emociones no son realmente nuestras, sino que nos las contagia la masa, y en otras nos movilizamos sin emoción ninguna, forzando una acción por la presión social o por el deber que nos imponen o nos autoimponemos”.

Votar sí sirve de algo

¿Y qué interviene cuando nos acercamos a las urnas? Tanto si nos expresamos en una manifestación, como si lo hacemos con nuestro voto en unas elecciones, “la gente solo se moviliza masivamente si cree que su participación tendrá algún efecto”, asegura el antropólogo Fernando Monge: “Si las pasadas elecciones catalanas registraron un elevado porcentaje de participación fue porque la mayoría pensaba que su voto podría influir en el devenir de los acontecimientos”.
En este sentido, Quesada supedita el índice de participación de las elecciones generales que se celebrarán el próximo día 20, a la voluntad de unos ciudadanos para quienes el derecho al voto es más un deber que una decisión propia. “Por esto, cualquier pequeño obstáculo podría intervenir en la voluntad personal y, en última instancia, en la afluencia a las urnas”, observa. Emociones, empatía, colectivo… Todo un cóctel que cualquier psicólogo le recomendaría practicar.

 de elpais.com

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