¿Cómo funciona nuestro cerebro cuando vemos una película? Un pionero estudio comandado por el psicólogo de
Princeton Uri Hasson ha
intentado responder a esta pregunta para ir más allá de la evidencia. No es lo
mismo ver un drama que una comedia.
En un evento organizado recientemente por laAcademia de las
Artes Cinematográficas y Ciencias de Hollywood, Hasson presentó
su investigación sobre lo que sucede dentro de los cerebros de las personas
cuando ven películas. Su obra atiende a las reacciones ante producciones muy
distintas, desde películas de Jon Favreau (Iron
Man, El chef) a Darren Aronofsky (Pi, El Luchador, Cisne Negro).
Procesos
mentales sincronizados
Esta es una de las primeras conclusiones que deja el estudio que señala que si
un gran grupo de personas están viendo la película en la misma sala, por muy
variopinto que sea el público, sus cerebros tendrán las mismas reacciones ante
lo que están viendo.
Por ejemplo, si un grupo está
viendo el clásico western El bueno, el feo y el malo (Sergio Leone), todos experimentarán
el mismo aumento y la misma reducción de actividad en su córtex visual y
auditiva primaria. Es más, todos tenderán a
parpadear al mismo tiempo en
la manifestación externa de esta notable sincronización cerebral.
Pero no todas las películas tienen el mismo
poder para sincronizar las mentes. Las películas fuertemente estructuradas que
utilizan una gran cantidad de mecanismos cinematográficos -muchos cortes, diferentes planos y ángulos de cámara
o los tiros cuidadosamente compuestos diseñados para captar la atención del
público- lo hacen en mayor medida que las películas menos
estructuradas.
Así, mientras en una escena de tensión, como
el atraco de un banco en Tarde de Perros (Sidney Lumet) se observó una
correlación significativa de la actividad de los espectadores a través de casi
70 por ciento de su corteza.
Por contra, un episodio
humorístico de El show de Larry David hace que nuestro cerebro trabaje mucho
menos, estamos relajados ante la pantalla y por tanto, menos sincronizados con el resto de los espectadores.
En este caso el grado sincronización cerebral se reduce al 20 por ciento. Y si
lo que está viendo el grupo de espectadores es un concierto de una orquesta en
un parque... el grado de sincronización baja hasta el 5 por ciento.
Aronofsky:
"Da miedo"
La presentación del estudio, que tuvo lugar en la Academia de Artes y Ciencias
Cinematográficas (Beverly Hills, California) contó con con la presencia de
Aronofsky y Favreau, que ofrecieron sus conclusiones a los asistentes.
Ambos se mostraron preocupados por la manera
en que las productoras podrían usar esto para controlar a sus audiencias:
"El truco a la hora de hacer una película es tan simple como entrar en
esas partes del cerebro humano que mantienen entretenido al espectador",
explicaba Favreau quien, aunque reconoce esto, cree que los directores,
afortunadamente, no buscan solo
transmitir de esa manera tan fría.
Por su parte, Aronofsky -cuya escena final del
Cisne Negro logró un 70% de sincronización entre el público- fue directo al
grano: "Da
miedo, pronto harán pruebas con gente viendo películas dentro de máquinas de
resonancia magnética", un declaración que hizo gracia al
público, pero que no era ninguna broma según delató la expresión del
director... ¿Un arma para atraer a las masas, u otro mito como el de la dudosa
publicidad subliminal?
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