Nos atraen aquellos que podemos ´desnudar´
emocionalmente.
Un estudio
determina que el papel de la empatía en las relaciones sociales activa la
atracción interpersonal.
La atracción entre individuos va más allá de la apariencia física. Un nuevo estudio
demuestra que el cerebro activa estrategias de recompensa positivas cuando empatiza con los sentimientos de su interlocutor y confía en su
capacidad para descifrarlos.
Hasta ahora, las investigaciones neurocientíficas sobre los
sistemas de conexión interpersonal sugerían que el cerebro escaneaba a las personas buscando
su potencial de apareamiento. Un nuevo estudio publicado en PNAS arroja luz
sobre el papel de la empatía en las
relaciones sociales y sobre las conexiones
neuronales que intervienen en la socialización.
Para los autores, el grado de atracción entre sujetos aumenta al
comprender correctamente los comportamientos
emocionales del
otro.
El equipo de investigadores, liderados por Silke Anders
–profesor del departamento de Neurociencia Afectiva y Social de la Universidad de Lübeck
(Alemania)–, evaluó si el cerebro humano tiene mecanismos para acercarse a las
personas a las que puede "desnudar" emocionalmente con más facilidad.
"Este estudio aclara los procesos neurobiológicos que podrían
desempeñar un papel importante en la formación y el éxito de las relaciones
sociales humanas", explica Anders a Sinc. Para ello, los científicos
observaron el comportamiento y la actividad cerebral de 92 personas.
En los experimentos de resonancia magnética los voluntarios
tuvieron que adivinar qué sentimiento
expresaban unas
mujeres que les mostraban en una serie de vídeos. Los participantes tenían que
elegir entre miedo o tristeza, emociones que pueden confundirse. Después,
debían calificar la seguridad que tenían de haber acertado su predicción.
Cada persona
transmite de forma distinta sus sentimientos
Para medir la atracción interpersonal, se facilitó a los
voluntarios un pulsador con el que debían, antes y después de enfrentarse a las
emociones de las mujeres, ampliar la imagen de ellas hasta que se encontrasen a
una distancia de conversación agradable.
"Este experimento mostró que solo cuando las señales
emocionales se envían de manera eficiente, se dispara el sistema de recompensa
–incluyendo el estriado ventral derecho y la corteza orbitofrontal del
cerebro–, aumentando la confianza y la atracción por el remitente", apunta el
experto.
Por último, los participantes reprodujeron el sentimiento de miedo o pena siguiendo
pautas parecidas a las que recibieron las mujeres de los primeros vídeos, pero
sin ser grabados. De este modo, el equipo pudo comparar los patrones de
actividad neuronal que se produjeron en los voluntarios cuando observaron miedo
o tristeza en otra persona, y los que ocurrían durante su propia experiencia
emocional.
Los resultados demuestran que la forma
de transmitir los sentimientos y de percibirlos varía
en cada persona. En el caso de las relaciones sentimentales, los individuos son
capaces de identificar mutuamente sus emociones. "La pareja experimenta
mayores recompensas de forma individual", comenta Sanders.
En otras situaciones, algunos cerebros son incapaces de descifrar los mensajes que les envía otro, porque cada
persona transmite de forma distinta sus sentimientos. Sin embargo, estos
individuos pueden empatizar sin problema con otras personas.
"Los cambios en la atracción interpersonal durante la comunicación dependen de la
coincidencia neuronal tanto del emisor como del receptor, así como de la
confianza que tengan, individualmente, de que lo decodificado es
correcto", concluyen los autores.
de
lne.es
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