lunes, 26 de junio de 2017

quieres buenas notas?, no vayas a clase antes de tiempo

Empezar más tarde las clases se asocia a mejores notas en el instituto

Los institutos de secundaria que empiezan las clases más tarde de las 8.30 horas de la mañana consiguen mejores tasas de asistencia y un mejor rendimiento académico de sus estudiantes, según datos de un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Connecticut Central (Estados Unidos).
El trabajo, publicado en la revista ‘Sleep Health’, apoya investigaciones previas que apuntaban los beneficios psicológicos, conductuales y académicos de dormir más para que padres y educadores lo tengan en cuenta para conseguir mejores tasas de éxito de los estudiantes.
Los autores analizaron la hora de inicio, la asistencia a clase y las calificaciones de 30.000 estudiantes en 29 escuelas de secundaria de siete estados. Y dos años después de comenzar a retrasar la hora de entrada, vieron como tanto la asistencia media como la tasa de graduación aumentó varios puntos porcentuales. Así, el porcentaje de alumnos que cada año finalizaban esta etapa pasó del 79 al 88 por ciento.
“Esto no sólo afecta a nuestros estudiantes de secundaria. Afecta a toda la sociedad”, ha reconocido Pamela McKeever, autora del estudio, que cree que esto también se traducirá en una mayor tasa de éxito profesional de adultos.
La clave de empezar más tarde, según esta experta, es que los estudiantes de las capas socioeconómicas más bajas tienen más probabilidades de que su autobús llegue a tiempo, lo que favorece que vayan más a clase y saquen mejores notas.
“Cuando los niños pierden un autobús temprano en la mañana y esa es su única forma de transporte, pierden clase y luego se traduce en su rendimiento”, ha añadido Kyla Wahlstrom, de la Universidad de Minnesota que no participó en este estudio.
Desde finales de los 90, Wahlstrom y otros investigadores han sugerido que el horario de inicio del instituto es clave para el rendimiento de los estudiantes. En 2014, ella y su equipo iniciaron un estudio a tres años con 9.000 estudiantes de ocho escuelas secundarias y vieron que las tasas de asistencia aumentaron cuando se empezaba más tarde de las 8.35 de la mañana. En diciembre, la Academia Americana de Medicina del Sueño defendió que retrasar el horario escolar mejoraría las horas de sueño, reduciría la somnolencia e incluso los accidentes de tráfico, mientras que la Academia Americana de Pediatría recomienda que las clases no deben empezar antes de las 8.30 horas.
Sin embargo, los últimos datos de los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés) muestran que todavía hasta el 75 por ciento de las centros educativos públicos empiezan antes de esta hora.

Una limitación del estudio, según admiten los autores, es que no tuvieron en cuenta las muchas variables que también pueden afectar a la asistencia y la tasa de graduación, tales como el profesorado, o las actividades extraescolares. Asimismo, tampoco comprobaron si el hecho de empezar más tarde conllevó que los estudiantes durmieran más.

de psiquiatria.com

lunes, 19 de junio de 2017

consigue una super-memoria

Se puede entrenar para tener una súper-memoria, con efectos de larga duración

La capacidad para realizar hazañas asombrosas con la memoria, como recordar listas de varias docenas de palabras, se puede aprender, según informan investigadores en un artículo que se publica este miércoles en ‘Neuron’.
Después de 40 días de sesiones de entrenamiento diarias de 30 minutos usando una técnica de mejora estratégica de la memoria, personas que tenían habilidades de memoria típicas al principio y ningún entrenamiento de memoria anterior más que duplicaron su capacidad de memoria, pasando de recordar un promedio de 26 palabras de una lista de 72 a recordar 62.
Cuatro meses después, sin entrenamiento continuo, el rendimiento de la memoria permaneció alto. Las exploraciones del cerebro antes y después del entrenamiento mostraron que el entrenamiento estratégico de la memoria alteró las funciones del cerebro de los aprendices, haciéndolas más similares a las que presentan los atletas mentales campeones del mundo.
“Después del entrenamiento, vemos un rendimiento masivo en las pruebas de memoria”, dice el primer autor Martin Dresler, profesor asistente de Neurociencia Cognitiva en el Centro Médico de la Universidad Radboud en Nijmegen, Holanda. “No sólo se puede inducir un cambio de comportamiento, el entrenamiento también induce patrones de conectividad cerebral similares a los vistos en atletas de memoria”, añade.
Entre los diez primeros atletas de memoria en el mundo hace unos años está el coautor Boris Konrad, entrenador de memoria profesional que también es un investigador postdoctoral en el laboratorio de Dresler. Konrad y otros competidores de alto nivel en el ‘World Memory Championships’ pueden memorizar unos quinientos dígitos o cien palabras en cinco minutos.
Konrad, que se había convertido en un atleta de la memoria para mejorar su rendimiento académico, ayudó a conectar a Dresler con otros atletas de memoria para este estudio. Dresler comenzó el trabajo como erudito visitante en el laboratorio de trastornos de memoria del investigador Michael Greicius de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos.
Dresler examinó los cerebros de 23 atletas de memoria mundiales y 23 personas similares en edad, estado de salud e inteligencia, pero con habilidades de memoria típicas. Utilizó imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf, por sus siglas en inglés), un medio para medir la actividad cerebral mediante la detección de cambios en el flujo sanguíneo dentro del cerebro, para ver las diferencias en las fortalezas de las comunicaciones entre las regiones del cerebro. Utilizó la resonancia magnética estructural para medir las diferencias en los tamaños.
Inicialmente, Dresler esperaba que los campeones en temas de memoria pudieran tener notables diferencias en la anatomía del cerebro, de la misma manera que uno podría esperar que un campeón mundial de culturismo tenga músculos inusualmente grandes. Sin embargo, usando la resonancia magnética estructural, no vieron diferencias.
Más bien, las diferencias que detectaron entre atletas de memoria y no atletas estaban en patrones de conectividad distribuidos a través de 2.500 conexiones diferentes en el cerebro. Un subconjunto de 25 conexiones diferenciaba de manera más fuerte a atletas de aquellos con habilidades de memoria típica.
Konrad, que estaba entre los escaneados, no nació con habilidades de memoria excepcionales; ni los otros atletas que Dresler estudió. “Ellos, sin una sola excepción, entrenaron durante meses y años usando estrategias mnemónicas para lograr estos altos niveles de rendimiento”, dice Dresler.
Para explorar los efectos del entrenamiento en el cerebro, Dresler y sus colegas reclutaron a 51 individuos parecidos a los atletas de memoria, pero con habilidades típicas de memoria y sin entrenamiento previo de memoria. Se dividieron en tres grupos: dos grupos de entrenamiento y un grupo que no entrenó y los investigadores analizaron los cerebros de los participantes antes y después del entrenamiento.
Los dos métodos de entrenamiento eran entrenamiento a corto plazo de la memoria y entrenamiento estratégico de la memoria. Durante el entrenamiento de memoria a corto plazo, una persona practica recordando secuencias y en el entrenamiento estratégico de la memoria se proporciona a los alumnos una forma sistemática de recordar las listas.
DOS REGIONES CEREBRALES, CLAVES EN LA CONECTIVIDAD
En este estudio, la estrategia que Dresler eligió fue el entrenamiento de loci, que es empleado por la mayoría de los atletas de la memoria para el campeonato del mundo. Al utilizar esta estrategia, se asocian los elementos de una lista con un lugar recordado y los usuarios navegan por ese lugar que se evoca al recordar la lista. (El método de formación de loci utilizado en este estudio está disponible en http://memocamp.com
Aquellos que entrenaron usando el método de loci mostraron una mejora sustancial en su capacidad de recordar listas de palabras. Antes del entrenamiento, las personas podían recordar en promedio entre 26 y 30 palabras y, posteriormente, aquellos con formación en memoria estratégica podían recordar 35 palabras más en promedio. Aquellos que entrenaron la memoria a corto plazo podían recordar 11 palabras más y quienes no recibieron ningún tipo de entrenamiento recordaron siete palabras más.
Un día después, los que se habían entrenado todavía mostraban mejoras en el recuerdo. Cuatro meses más tarde, sólo aquellos con capacitación estratégica continuaron mostrando beneficios sustanciales, todavía recordando más de 22 palabras más que antes de la formación. “Una vez que se está familiarizado con estas estrategias y se sabe cómo aplicarlas, se puede mantener su rendimiento alto sin mucha formación adicional”, dice Dresler.
Después del entrenamiento, las exploraciones cerebrales de aquellos en el grupo de entrenamiento estratégico habían cambiado. Mostraban patrones que se asemejaban más a los de los campeones de memoria que a los escáneres realizados antes del entrenamiento.
Para empezar a entender cómo influyen los patrones de conectividad en los cerebros de los atletas de memoria en el rendimiento de la memoria, Dresler y sus colegas examinaron las 25 conexiones que más diferencian a los atletas de la memoria de los demás y encontraron centros de conectividad en dos regiones cerebrales.
Una de ellas, la corteza prefrontal medial, es conocida por estar activa cuando los individuos relacionan los nuevos conocimientos con la información preexistente. La otra, la corteza prefrontal lateral dorsal derecha, se sabe que está involucrada en los esfuerzos para aprender estratégicamente.


“Tiene sentido que estas conexiones se vean afectadas”, dice Dresler, quien junto a su equipo sigue analizando sus datos de los escáneres cerebrales para aprender más sobre las diferencias en los patrones de conectividad cerebral que encontraron y cómo afectan a la memoria.

de psiquiatria.com

lunes, 12 de junio de 2017

realidad aumentada y violencia escolar

Un juego de realidad aumentada para detectar la violencia escolar

Investigadores de la Universidad de Almería han desarrollado un juego de realidad aumentada para detectar casos de violencia escolar. Los estudiantes tienen que interaccionar entre ellos mediante acciones que realizan con un dispositivo móvil y, a partir del análisis de esas dinámicas, los expertos obtienen un esquema visual con el que pueden identificar posibles situaciones de acoso.
La metodología de esta investigación consta de tres fases. Una primera, en la que se recogen los datos del comportamiento de los estudiantes a través de un juego de realidad aumentada. En una segunda fase, todos estos datos pasan a un servidor donde se interpretan a través de un esquema visual o sociograma. Finalmente, se extraen las conclusiones que permitirá a los profesionales de los centros educativos entender la realidad del aula y prever los posibles casos de violencia o acoso escolar.
Como explica a la Fundación Descubre el investigador del área de arquitectura de computadores de la Universidad de Almería, José Antonio Álvarez, durante el juego cada participante tiene un peto con dos códigos QR y cada uno de ellos codifica un número. Los móviles usan esos códigos para identificar a cada jugador. De esta forma, cuando un usuario señala a otro con su dispositivo, éste activa su cámara para leer el código QR del oponente y tener información sobre él.
Comportamiento racial
Además, el sistema se compone de sensores para medir el movimiento de los participantes. Por ejemplo, si se pretende dar un ‘empujón virtual’ al oponente para quitarle puntos, se zarandea el móvil, mientras en la pantalla aparece su imagen. La situación es similar a la que se produce durante una partida de paintball, pero en lugar utilizar armas y bolas, en este caso, los ataques se ejecutan de forma virtual con el móvil.
Todas las acciones realizadas con el móvil pasan a un servidor conectado a un ordenador externo de donde se extraerán los datos del comportamiento de los jugadores. “De esta forma, al final del juego podemos conocer a través de sus movimientos y actitudes quiénes son agresores y qué participantes tienen el perfil de víctima. Por ejemplo, los empujones son interpretados como agresiones y restarán puntos”, asegura José Antonio Álvarez.
La segunda fase del proceso implica la recogida de datos, e interviene un portátil y un router. El ordenador tiene un servidor con una base de datos que recoge la interacción de cada participante. Una vez analizados todos los datos se obtiene un esquema visual, denominado sociograma, que muestra de manera gráfica las interacciones entre los alumnos y su manera de comportarse.
Tras el análisis de sociogramas, los investigadores concluyen, en un estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology con el título ‘System to Detect Racial – Based Bullying through Gamification’, que las principales discriminaciones o situaciones de violencia se producen entre estudiantes de nacionalidades diferentes.
En cuatro de los cinco colegios examinados, ninguno de los estudiantes extranjeros se sentaba en los escritorios de la primera fila, es decir, estaban más cerca de la parte de atrás de la clase, excepto en el grupo que tenían entre siete y ocho años de edad.
Los datos también revelan que aunque la mayoría de los estudiantes prefiere trabajar o compartir una mesa con un compañero nativo (un 72% de la muestra), la desconfianza no se asocia más con los estudiantes extranjeros, ya que el 60 por ciento de los participantes expresó que desconfiaba de cualquier compañero de cualquier nacionalidad.
Con respecto a la coexistencia fuera del aula, la discriminación por estigma racial no está presente en los deportes, sólo el 20% de la muestra afirmó que no invitaría a un compañero de clase inmigrante. Respecto a otras actividades no deportivas, como una fiesta de cumpleaños, el porcentaje de rechazo de los estudiantes extranjeros se eleva al 64 por ciento.

En cuanto al comportamiento de los estudiantes en actividades fuera del aula, como salir de vacaciones con un compañero, los resultados reflejan que el 56 por ciento de la muestra prefiere ir con estudiantes extranjeros.

El estudio ha contado con financiación del grupo de investigación ‘Intervención psicológica y médica a lo largo del ciclo vital’ de la Universidad de Almería.

de psiquiatria.com

lunes, 5 de junio de 2017

mujeres y la brecha de la ansiedad

Vivir en un área pobre aumenta el riesgo de ansiedad en las mujeres, pero no en los hombres

Las mujeres que viven en las zonas más necesitadas son más de un 60 por ciento más propensas a tener ansiedad que las mujeres que viven en zonas más ricas. Sin embargo, si los hombres viven en áreas más pobres o más ricas supuso muy poca diferencia en sus niveles de ansiedad, según revela una nueva investigación de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, cuyos resultados se publican en la revista ‘BMJ Open’.
Los trastornos de ansiedad, que a menudo se manifiestan como preocupación excesiva, miedo y tendencia a evitar situaciones potencialmente estresantes, incluyendo reuniones sociales, son algunos de los problemas de salud mental más comunes en el mundo occidental. El costo anual relacionado con los trastornos en Estados Unidos se estima en 42,3 millones de dólares, y en la Unión Europea, más de 60 millones de personas se ven afectadas por trastornos de ansiedad en un año determinado.
Ha habido pocos estudios hasta la fecha que evalúen los factores o las características que están vinculados a los trastornos de ansiedad y aún menos mirando el impacto de los lugares donde las personas viven en relación con la ansiedad. Sin embargo, estudios previos han vinculado la vida en áreas de alta privación o pobreza con un aumento significativo de los riesgos de enfermedades médicas graves y una esperanza de vida más corta.
Estos investigadores del Instituto de Salud Pública de Cambridge estudiaron los cuestionarios sobre salud y el estilo de vida que completaron unas 21.000 personas en Norwich y alrededores, en el este de Inglaterra, entre 1993 y 2000. Los participantes se habían reclutado como parte del estudio EPIC-Norfolk, creado para ver la conexión entre la dieta, los factores de estilo de vida y el cáncer.
Una de cada 40 mujeres (2,5 por ciento) y uno de cada 55 hombres (1,8 por ciento) tuvieron trastorno de ansiedad generalizada. Las mujeres que vivían en las zonas más desfavorecidas eran más de un 60 por ciento más propensas a padecer ansiedad que las que vivían en zonas que no estaban privadas, pero esta asociación entre las carencias y el trastorno de ansiedad generalizada no fue evidente en los hombres. Aunque los autores reconocen que es difícil confirmar que vivir en privación provoca un mayor riesgo de ansiedad en las mujeres, creen que es hacia lo que apunta su análisis.
“Los trastornos de ansiedad pueden ser muy incapacitantes, afectando a la vida de las personas, el trabajo y las relaciones, y aumentando el riesgo de depresión, uso indebido de sustancias y graves patologías médicas”, dice la primera autora Olivia Remes, del Departamento de Salud Pública y Atención Primaria. “Vemos en nuestro estudio que las mujeres que viven en zonas desfavorecidas no sólo tienen que lidiar con los efectos de vivir en la pobreza, sino que también son mucho más susceptibles a la ansiedad que sus pares. En términos reales, dado el número de personas que viven en la pobreza en todo el mundo, esto pone a muchos millones de mujeres en mayor riesgo de ansiedad”, detalla. El equipo especula por qué esto puede ser así. Las mujeres están más embebidas en sus comunidades que los hombres –tienden a permanecer más en casa y hacer más tareas domésticas_y, por lo tanto, el estrés y la tensión de vivir en comunidades empobrecidas parece afectarles más, argumentan. Además, las mujeres asumen cada vez más papeles múltiples en la sociedad de hoy: ingresos, hijos, cuidadores, todo lo cual aumenta su carga. Sin embargo, mientras que los hombres pueden ser menos susceptibles a la ansiedad, su estrés puede conducir a otros comportamientos negativos para afrontar las adversidades, como el abuso del alcohol y de sustancias.
La profesora Carol Brayne, del Instituto de Salud Pública de Cambridge, explica: “Los trastornos de ansiedad afectan a un número sustancial de personas y pueden conducir a malos resultados de salud y riesgo de suicidio. Ahora sabemos que las mujeres se ven particularmente afectadas por la privación. Esto es intrigante y se necesita más investigación, particularmente en las regiones más necesitadas”.
“Nuestras conclusiones demuestran que la política de salud mental debe tener en cuenta las comunidades o los lugares donde vive la gente: invertir en un área local no beneficiará a todas las partes de su población de la misma manera”, dice la doctora Louise Lafortune, del Instituto de Salud Pública de Cambridge. “Es evidente en nuestro estudio que debemos tener en cuenta el género al determinar qué acción tomar, lo que es particularmente importante en un momento de escasez de recursos económicos y relacionados con la salud”, agrega.

de psiquiatria.com