Una simple expresión facial para parecer más listo
de lo que es.
Tenga en cuenta solo dos detalles: ojos y comisura
de los labios. Y ese puesto de trabajo será suyo
Mucho
se ha escrito sobre la importancia de las primeras impresiones. Bastarán
apenas unos segundos para que el otro nos diseccione y emita un juicio de valor
que podría tener consecuencias. Si queremos que nos perciban como una
persona inteligente, más nos vale estar despiertos y de buen humor ese
día, porque nuestra propia cara influye mucho más de lo que pensamos.
En un primer encuentro, la radiografía inconsciente que se hacen
los dos desconocidos que pronto dejarán de serlo va más allá de la comunicación
no verbal y gestual. Según se ha descubierto a través de ciertas pruebas
experimentales, algunos rasgos faciales se vinculan a la inteligencia, al
margen de la expresión. Conseguir tener cara de listo (que no de listillo) sin
pasar por el quirófano se podría lograr manteniendo una mirada más despierta y
vivaracha que nos haga parecer más atentos y espabilados frente al otro. Eso, y
un gesto amable que denote un cierto buen talante, a través de una sonrisa
sutil.
Estas son las conclusiones
de un estudio, dirigido por Sean Talamas, de la Universidad de St.
Andrews, en Reino Unido. Este profesor e investigador de neuropsicología ha
centrado su investigación en cómo afecta nuestro físico a la percepción de
nuestra competencia en los demás, al notar las repercusiones que puede tener en
episodios cruciales en la vida de
los estudiantes, por ejemplo, cuando se juzga su valor académico, pero también
para cualquiera de nosotros en una entrevista
de empleo.
Los rostros con ojos más caídos
y con mirada cansada, el ceño fruncido y una boca sin sonrisa, se perciben como
menos inteligentes
En su investigación, en la que participaron 190 personas a lo
largo de cuatro experimentos, no buscaban averiguar el efecto de la expresión
no verbal, sino el de algunas variables físicas; concretamente, la apertura de
los ojos y la comisura de los labios, concluyendo que los rostros con ojos más
caídos y con mirada cansada, el ceño fruncido y una boca sin sonrisa, se
percibían como menos inteligentes que aquellos rostros con ojos más abiertos y
la comisura de los labios reflejando buen humor.
El interés por la morfología de la cara manifestado por Talamas
no es aislado. Existe toda una línea científica que la integra dentro de la
psicología para aplicarla como una herramienta para conocer, a través del
rostro, cómo es la persona. Hablamos de la morfopsicología,
una disciplina en auge “para emplear en departamentos de recursos humanos,
procesos de negociación, selección de personal, o dirección de equipos, entre
otras aplicaciones”, según explica Javier Torregrosa Vicedo, experto en la
materia, formador en cuerpos y fuerzas de seguridad y profesor del Máster de Comunicación No Verbal
Científica.
Torregrosa explica que la morfopsicología resulta muy útil en la
medida en que “si sabemos cómo es alguien y cómo piensa, podremos adaptar
nuestra comunicación de forma que sea entendible para ese sujeto, pudiendo
llegar a convencerlo e influir sobre él”. Esta disciplina apareció en Francia
de la mano del psiquiatra francés Louis Corman, en el hospital Saint-Louis de
París; y, al contrario que la fisionomía, "estudia el rostro en todo su conjunto
y no solo en elementos aislados de la cara”, recuerda Torregrosa.
Los ojos importan mucho
"Nuestra entrada de información cognitiva la tenemos en los
ojos [es el órgano sensorial perceptivo fundamental], por lo que una mirada
intensa y audaz nos hace parecer más inteligentes [denota que tenemos esa
puerta 'bien abierta']”, afirma Javier Torregosa. Dada la importancia del
aspecto de la mirada, alguno se preguntará si no se podrá recurrir al
maquillaje para simular una inteligencia superior y, efectivamente, no es
ninguna tontería. Si bien Talamas aconsejaba estar descansado, haber dormido lo
suficiente y gozar de buen humor, pues todo esto se nota en la cara, el
maquillaje también puede ser un plus, como indica Torregrosa: “Aplicando
pintura en los ojos podemos crear la sensación de una mirada más despierta,
aumentando nuestra imagen de persona inteligente”. Si va a tirar de brocha,
sepa que algo de color en los labios también suma: aumenta la sensualidad.
Este sesgo cognitivo (que la gente atractiva nos parezca más
ingeniosa por elefecto
halo que provocan)
fue muy tenido en cuenta por Talamas en su investigación, quien lo acusa
especialmente en el contexto
universitario, ya que, según explica, ha llegado a condicionar la futura
competencia de los alumnos. En palabras de César
Toledo, consultor de comunicación y de comportamiento no verbal, el efecto halo viene
a ser “esa tendencia que nos hace ver como positivos los rasgos de las personas
que nos atraen”.
Cómo aplico todo esto a una
entrevista de trabajo
No se trata de seducir al empleador, claro está, sino de
impresionarlo con su honda sabiduría. Aclarado el tema de los ojos, sepa que
una sonrisa suma puntos. En inglés existe la expresión “resting bitch face”,
traducido como “cara de perra”, para referirse a ese semblante seco de algunos
famosos, "entre indiferente, malhumorado, serio y asqueado, que han puesto
de moda determinados personajes del mundo del espectáculo y la moda, como
extremo contrario a la sonrisa social o fingida”. Olvídelo: hasta el investigador
de St Andrews lo desaconseja. “Quizás como provocación funcione para llamar la
atención, pero en circunstancias normales, las expresiones faciales negativas
generan reacciones emocionales negativas”, César Toledo.
De
elpais.com
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