trucos
para levantar el ánimo en solo 30 segundos
Rápido: piense un chiste sobre su tragedia y
cuénteselo al de al lado. ¿A que se siente mejor?
Todos tenemos nuestros días malos. Por ello, saber cómo el animarse a uno
mismo es importante. Cuando ir a meditar a la montaña o pegarse una buena
sudada a base de running no
son opción, más nos vale tirar de trucos sencillos para venirnos arriba sin la
ayuda de nadie. La buena noticia es que unos pocos segundos pueden cambiarlo
todo, incluso nuestro estado de ánimo.
La doctora estadounidense Jill Bolte dedicó
toda su carrera al estudio de la enfermedad mental y a cómo se refleja en el
cerebro. En el año 1996 la propia neuroanatomista padeció un severo derrame que
la hizo profundizar aún más en la autoconciencia. Llegó a la conclusión de que
cada uno de nosotros tiene “el poder de elegir en cada momento quién es y cómo
quiere ser en el mundo”. Bolte aconseja “cruzar a la derecha del hemisferio
izquierdo y, simplemente sentir”, ya que las emociones “se pasarán solas”. En
concreto, llegó a cuantificar el tiempo de las emociones en 90 segundos,
pasados los cuales la exaltación desaparece.
Aunque tranquiliza saber que sea una cuestión
mental, ¿qué podemos hacer cuando no disponemos siquiera de minuto y medio para
cambiar el chip? ¿Cómo confrontar los fantasmas de nuestro propio cerebro
cuando se convierte en el enemigo? Aquí van algunos consejos exprés para
alegrar el ánimo y convertirse en ese autocheerleader tan necesario como eficaz.
William James, psicólogo de la Universidad de Hardvard, llegó a
aseverar : “Si la persona no expresa la emoción, no llega a sentirla”
1. Sonreír. Es tan sencillo como
mover los músculos de la boca hacia arriba. La RAE lo define así: "Reírse
un poco o levemente, y sin ruido". Merece la pena intentarlo, porque la postura influye directamente
en la emoción. Fue uno de los supuestos de Charles Darwin, y posteriormente ha
sido avalado por eminentes psicólogos de la Universidad de Harvard como William
James, quien llegó a aseverar que “si la persona no expresa la emoción, no
llega a sentirla”. Es lo que se llamafeedback
facial, por el que “las expresiones faciales están conectadas a lo
que sentimos”.
2. Contar un chiste sobre su tragedia. Funciona porque facilita el cambio actitudinal. La idea
fue propuesta en Terapia Racional Emotiva, de Albert
Ellis. Este psicólogo americano, considerado uno de los más influyentes de la
historia, planteó en su día algunas técnicas terapéuticas que continúan en
pleno vigor, y que hacen uso de los chistes y las hipérboles como fórmula
“aniquiladora de tonterías”. Nada como exagerar las propias miserias y verbalizarlas
para darse uno cuenta de lo ridículas que resultan. Con esta fórmula podremos
permitirnos pensamientos catastrofistas del tipo: “Es terrible”, “Oh, dios mío”
o “No puedo seguir así”.
3. Enviar un emoticono a un amigo. O una foto que le
guste, el enlace a una canción, un simple "hola, ¿qué haces?". La
soledad, tan necesaria en ocasiones, también conduce a la miseria,
segúnmúltiples estudios. Por tanto, una manera de combatir la
infelicidad es socializar. Si no tenemos a mano a nuestro mejor amigo, siempre
se puede tirar de tecnología. No todo va a ser un mal uso de nuestrosgadgets.
4. Ceder el sitio en el metro. Ir un paso más allá de lo social y mostrarse servicial
tiene un efecto muy positivo en los demás, pero también en nosotros mismos. De
hecho, nos hará más felices que ser hedonistas, tal y como expresaron varios
psicólogos americanos en un artículo de Journal of Research in Personality. Sus datos coinciden con algunos
preceptos de la Psicología Política,
por la que se sabe que involucrarse en las propias creencias incrementa el
bienestar. Aquí habría que ir un paso más allá y excederse a los 30 segundos,
al involucrarse en una ONG o partido político con cuyas ideas comulgue. Los
activistas, según los ensayos citados, manifiestan sentir mayor vitalidad que
aquellos que no adquieren compromisos idealistas.
Aunque la ingesta desmesurada de comida es
un síntoma de que algo no va bien, lo cierto es que una de las razones por las
que comemos sin hambre es que mientras lo hacemos no nos angustiamos
5. Tomarse un caramelo. Aunque este consejo hay que tomarlo con cuidado si se es
tendente a loshábitos compulsivos, existe una razón emocional para darse a
la comida o para atiborrarse a chuches. Por algo se escucha tanto la cuestión
de “comer por ansiedad o ansiedad por comer” sin saberse muy bien si va antes
la gallina o el huevo. Aunque la ingesta desmesurada de comida es un síntoma de
que algo no va bien, lo cierto es que una de las razones por las que comemos
sin hambre es que mientras lo hacemos no nos angustiamos. Por definición, comer
es una respuesta antagonista de la ansiedad, al igual que el propio sexo. Así
lo explica el catedrático de Psicología Antonio Cano Vindel, presidente de la
Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS). Tomando con
cautela este consejo, un caramelo a tiempo bien puede salvarnos de algún
disgustillo en momentos puntuales. Por aquello de que el orgasmo nos lleva algo
más de tiempo…
6. Pseudocomprar en la Red. Es uno de los grandes clichés consumistas, pero existen
pocas cosas tan efectivas para elevar el ánimo. ¿Hasta qué punto se sostiene
científicamente el mito de las compras? Los estudios sobre la psicología del retail son casi infinitos, y se sabe que los
americanos, por ejemplo, pasan hasta seis horas a la semana comprando. Aunque
la etiología de la compra compulsiva no está del todo clara, los estudiosos de
la materia lo relacionan con la dopamina; y neurocientíficos como Olsen
descubrieron ya en el año 2011 que el comprar activa las mismas regiones
cerebrales que las drogas. ¿Cómo aplicar estos preceptos para sentirnos bien
sin caer en la ruina de la compra de impulso? Tan sencillo como realizar una
compra online y
no rematarla, o anularla después: engañaremos al cerebro, que vivirá la compra
como real, pero sin el cargo en el extracto de nuestra visa.
7. Anotar, en una frase, algo hermoso de su
vida. La expresión de
gratitud es uno de los pilares de la psicología positiva, últimamente muy
empleada en coaching. Se trata de “centrarse en el
momento presente para apreciar tu vida tal y como es, sin dar las cosas por
hechas y analizando las bondades y bendiciones con las que contamos”. Es uno de
los consejos de la autora Sonja Lyubomirsky, de la Universidad de California, autora
del libro La ciencia de la felicidad. Recordar (o apuntar)
dos o tres aspectos positivos de nuestra existencia nos llevará apenas unos
segundos y, a cambio, tendrá unos resultados positivos impresionantes en
nuestro estado de ánimo.
8. Mirar el vídeo de un gato. El gran fenómeno viral de quedarse embobado observando
pequeños filmes de dulces animalitos ha resultado no ser casual, y lo ha demostrado
una profesora de la Universidad de Indiana. Jessica Gal Myric se
decidió a analizar la razón por la que los vídeos de gatos consiguen fascinar a
los internautas. Para hacerlo encuestó a casi 7000 personas con el fin de
descubrir por qué, en el año 2014, se subieron más de dos millones de vídeos de
gatos a YouTube, obteniendo hasta 26 billones de visualizaciones y ganando por
goleada a las demás categorías. Entre sus conclusiones estuvieron que los
incondicionales de estos vídeos reportaban sentir más energía y positividad, a
la vez que reducían el malestar emocional.
de elpais.com
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