La coacción nos hace sentir menos
responsables de nuestras acciones.
Un experimento realizado por un equipo
internacional de neurocientíficos demuestra por qué la gente puede ser
coaccionada con facilidad. Los resultados, publicados en la revista Current
Biology, revelan que cuando alguien nos da una orden nos sentimos menos
responsables de nuestras acciones.
Según los investigadores, ante una situación
en la que nos obligan a hacer algo, el cerebro establece una distancia
emocional entre nuestros actos y sus consecuencias negativas para reducir la
conexión entre ambos.
“Resulta útil saber que no experimentas la
misma sensación de responsabilidad cuando actúas obligado que cuando lo haces
por voluntad propia. Pero si sabes que existen estos riesgos, puedes
evitarlos”, explica a Sinc Patrick Haggard, investigador en la University
College de Londres (Reino Unido) y autor principal del estudio.
Para Haggard, el trabajo resulta relevante no
solo para quienes obedecen, sino también para aquellos que dan las órdenes.
Mientras los primeros pueden no sentirse responsables de sus actos, “quienes
dan una orden quizás sean incluso más responsables porque les dicen a otros lo
que tienen que hacer”, destaca el experto.
Para llegar a estas conclusiones, los
científicos realizaron dos experimentos con parejas, que desempeñaban los
papeles de “agente” y “víctima”. En un principio, los agentes decidían
libremente qué hacer y más tarde el encargado de dirigir la prueba era quien
les decía cómo actuar.
En la primera prueba, el agente podía
conseguir dinero quitándoselo a su víctima (daño económico); en la segunda,
para tener un beneficio económico, el agente debía darle una descarga eléctrica
a su compañero (daño físico).
Los neurocientíficos estudiaron el “sentido de
agencia” de los participantes en los experimentos, es decir, la conciencia de
que uno es responsable de las acciones que lleva a cabo y sus consecuencias.
Por ejemplo cuando pulsamos un interruptor y se enciende una luz, entendemos
casi instantáneamente la relación causa-efecto; es decir, en este caso el lapso
de tiempo de percepción entre ambos es pequeño.
Sin embargo, los resultados revelan que este
intervalo de tiempo era mayor cuando los agentes del experimento actuaban bajo
coacción que cuando elegían libremente si infligir daño a su compañero o no.
El estudio demuestra que una persona puede
estar diciendo la verdad cuando declara no sentirse responsable de las
consecuencias si actúa obedeciendo órdenes, y este argumento no será utilizado
como mera excusa para evitar un castigo.
Según los autores, los resultados de la
investigación podrían tener implicaciones importantes en términos de
responsabilidad legal y social, aunque subrayan que, en todo caso, no justifica
la comisión de un delito. Sugieren, por ejemplo, que la justicia se centre no
tanto en quien acata sino en quién da las órdenes, para evitar que abusen de su
posición.
“No obstante, la ley debe tener en cuenta los
hechos objetivos para determinar la culpabilidad de alguien y no solo su
experiencia subjetiva de sentirse responsable o no”, concluye Haggard.
de psiquiatria.com
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