La alegría, las
celebraciones y la nostalgia están por todas partes en época navideña. Sin
embargo, hay personas que lo pasan realmente mal y, aunque desde el punto de
vista psicológico no existe una fobia a estas fechas, algunos expertos hablan
de “depresión de Navidad”.
Este fenómeno no existe
como tal en ninguno de los manuales que clasifican a las enfermedades mentales,
pero sí que se dan una serie de síntomas de depresión, como tristeza o
sentimiento de soledad, según explica a Efe la psicoterapeuta Clotilde Sarrió.
Puede aparecer un
sentimiento de frustración al existir una contradicción entre lo que
socialmente se ha impuesto -mensajes de amor y reuniones con la familia- y lo
que uno siente.
También la imagen de la Navidad en la publicidad,
que muestra a familias unidas celebrándola, puede llevar a un bajón anímico a
aquellos que están solos o no tienen posibilidades económicas para hacer lo
mismo.
La psicóloga de la Clínica Quirón
Sagrado Corazón de Sevilla Paloma Carrasco indica a Efe que la fobia a la Navidad no es real, pero
sí que puede existir “un rechazo a todo lo que implique encuentros sociales,
luces navideñas o momentos nostálgicos”.
Carrasco explica que
estas personas, que por distintas circunstancias sufren en estas fechas y se
ponen “tristes o vulnerables”, se pueden agrupar en tres perfiles psicológicos.
El primero
correspondería a aquellos que han perdido a un ser querido y sufren
especialmente en estas fechas porque la ausencia “se nota más”, así como a los
que pasan las fiestas solos o alejados de su familia.
Mientras, en el segundo
grupo se incluyen aquellos que padecen fobia social -que tienen dificultades
para integrarse en grupos y evitan cenas y comidas navideñas- y los que padecen
agorafobia -miedo a los espacios abiertos y a las multitudes, que prefieren
quedarse en casa solos-.
En este aspecto, la psicóloga
especialista en fobias Beatriz Becerro señala a Efe que estos dos trastornos,
si ya se padecían antes, pueden potenciarse en Navidad, días en los que las
calles están llenas y los encuentros sociales por tradición “vienen marcados
con la etiqueta de obligatoriedad”.
Las personas que los
sufren, al enfrentarse a este “miedo irracional”, presentan síntomas como
ansiedad, sudoración de manos, aceleración de los latidos del corazón,
taquicardias, mareos, ataques de pánico e incluso desmayos.
Suelen evitar estas
situaciones, pero eso, para Becerro, “lo que hace es que esa fobia vaya
creciendo, porque a corto plazo la persona se relaja pero no existe el
enfrentamiento necesario para poder superarla”.
A su entender, el apoyo
psicológico “es muy importante” para superar estas fobias, porque tratándolas
de forma adecuada “se puede perfectamente volver a llevar una vida normal”.
En el tercer perfil
psicológico que lo pasa mal especialmente en estas fechas se encuentran
aquellos que, para la psicóloga Paloma Carrasco, “se han convertido en
cascarrabias y huraños, que exigen que se les deje tranquilos y se pasan las
fiestas realmente enfadados esperando a que se terminen”.
Para todos ellos, las
expertas recomiendan ver el lado positivo de todo, apoyarse en los que están
cerca, entender que no es lo mismo estar solo que sentirse solo y no castigarse
por acontecimientos ya pasados.
de psiquiatria.com
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