Una experiencia
sensitiva y emocional desagradable, asociada a una lesión tisular real o
potencial. Y como se trata de una “experiencia sensitiva”, y además subjetiva,
en ocasiones está sometida a ilusiones.
Una de esas ilusiones
logra convencer al cerebro de que uno de nuestros dedos se quema, cuando en
realidad está expuesto a una superficie fría. Este efecto se conoce como
“ilusión de la parrilla térmica”. Consiste en someter a los dedos índice y
anular a una temperatura aproximada de 40ºC y al dedo corazón a una temperatura
más fría, de unos 20 ºC.
Esto genera una
sensación paradójica en el dedo corazón que siente un calor muy doloroso cuando
en realidad está expuesto a una temperatura fría. Esto se logra sumergiendo los
dedos en agua a esas temperaturas, por ejemplo.
Y es que en el cerebro
se activa paradójicamente la misma región, la corteza cingular anterior,
independientemente de si aplica calor intenso o frío. El resultado es la
sensación de quemazón o dolor, aunque en realidad no hay no hay nada real que
lo justifique.
Un trabajo publicado
en Current Biology asegura que cruzar los dedos disminuye el dolor. En este
caso este gesto que habitualmente sirve para ocultar una mentira, en realidad
logra deshacerla. Colocando el dedo corazón sobre el índice, la ilusión de la
parrilla térmica desaparece.
La parrilla térmica
produce las sensaciones de quemazón ante un estímulo frío debido a la
interacción de tres vías nerviosas que informan al cerebro sobre el calor, el
frío y el dolor. La temperatura cálida en los dedos índice y anular bloquea la
informacion que normalmente llegaría al cerebro por la exposición del dedo
medio al frío en solitario.
En el estudio, cuando
el dedo medio se cruzó sobre el dedo índice, se redujo la sensación paradójica
de calor ardiente en el dedo medio, que en realidad no estaba sometido a calor.
Sin embargo, si el dedo índice se enfria y los dedos medio y anular se exponen
al calor, la sensación de quemazón aumenta cuando el dedo medio se cruza sobre
el índice. Estos resultados
muestran que la sensación dolorsa es el resultado de un patrón espacial. Cuando
el dedo frío se coloca entre los dos dedos sometidos a calor, la sensación es
también de quemazón. Pero cuando se mueve desde la posición central que ocupa y
se sitúa sobre el índice, la sensación de ardor se reduce. Por lo que los
autores concluyen que el cerebro parece utilizar la disposición espacial de los
tres estímulos para “deducir” que hay una sensación de ardor en los tres dedos.
de psiquiatria.com
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