Más del 80% de la población recuperará una normalidad
psicológica un año después del terremoto
El
duelo tras una catástrofe natural es menor que el provocado por un accidente o
un atentado
La tragedia del terremoto de Nepal causará problemas de salud mental
entre la población superviviente pero, tras el estado de ‘shock’ inicial y las
secuelas causadas por las pérdidas humanas y materiales, más del 80 por ciento
recuperarán la normalidad psicológica entre uno y dos años después de la
catástrofe.
En estas situaciones uno de los problemas más difíciles de manejar es la
inseguridad emocional, según ha explicado a Europa Press Mónica Pereira,
miembro del Grupo de Emergencias del Colegios de Psicólogos de Madrid, ya que
el hecho de haber perdido a seres queridos y quedarse sin vivienda genera una
“falta de seguridad e incertidumbre provoca mucho malestar y dificultad de
adaptación”.
De hecho, esta experta ha explicado que al principio se vive un estado
de ‘shock’ en el que “la cabeza no es capaz de entender lo que está ocurriendo
ni asumir tanto los fallecimientos de seres queridos como las pérdidas
materiales”.
“Son tal cantidad de cosas las que están pasando que el cerebro no es
capaz de asumirlas y procesarlas todas, y por eso se entra en ese estado de
‘shock’, como para poder ir asumiendo poco a poco”, ha reconocido Pereira.
Tras esta primera fase, se pasan momentos de rabia o enfado, contra uno
mismo, contra las personas que se han perdido o contra las autoridades por cómo
han manejado la situación.
Esta psicóloga reconoce que en catástrofes naturales uno se siente más
perdido porque “no hay nadie a quien echarle la culpa”, lo que ayuda a ir
asumiendo “poco a poco” que no dependía de nadie y “resignarse” a lo sucedido.
En el primer año suelen aparecer diferentes problemas como casos de
estrés postraumático, trastornos adaptativos, conductas ansiosas e incluso
trastornos depresivos. No obstante, tras un año sólo persistirán en un 10-15
por ciento, mientras que la amplia mayoría “va a retomar su vida diaria, aunque
de forma diferente”.
SENTIRSE
MEJOR QUE ANTES, TAMBIÉN ES POSIBLE
De hecho, entre un 5-10 por ciento va a sentir que “incluso están mejor
que antes” porque “van a aprender de todo lo ocurrido y van a darle sentido a
su vida y darse cuenta de lo fuertes que han sido después de una situación de
este tipo”.
“Aprenden sus propias fortalezas, a quién tienen al lado y a quien no, y
reconstruyen la vida como realmente les gusta, y no como la llevaban antes”,
según ha defendido esta experta.
De hecho, Pereira reconoce que en Psicología tratan de ayudar a la gente
a encontrar ese sentido y volver a esa fase de resiliencia, “para que haya
muchas más personas que crezcan tras una situación de catástrofe y saquen
beneficios emocionales de todo lo que están viviendo”.
LA
ATENCIÓN PSICOLÓGICA, EN DIFERENTES FASES
En cuanto a la atención que deben recibir estas personas, Pereira ha
explicado que en un primer momento se trata de ofrecer una toma de contacto con
la realidad en la que se ayuda a entender lo que está ocurriendo y se informa
de los síntomas que pueden aparecer.
“Intentamos que la gente se asuste menos, porque si por ejemplo no sabes
que es normal ver imágenes de lo sucedido, puedes pensar que te estás volviendo
loco, y eso provocar más angustia y agrandar el dolor”, ha explicado.
Luego hay una segunda fase, a medio-largo plazo, de psico-educación, en
la que ayudan a entender las dificultades que van pasando para ir afrontando y
reiniciando una vida, que puede prolongarse entre tres a seis meses.
“NECESITAN
SEGURIDAD, QUE ES LO QUE LES FALTA”
Esta fase terapéutica debe adaptarse a cada paciente, “según la
necesidad y la capacidad para escuchar lo que está pasando”, ha explicado
Pereira. “Necesitan a alguien que mantenga la seguridad y la calma para salir
de la fase de ‘shock’ e iniciar el afrontamiento. Necesitan que les den
seguridad, que es lo que les falta”, ha añadido.
En estos casos, la psicóloga reconoce que los niños suelen tener “más
facilidad” para superar este tipo de situaciones, al igual que las personas con
menos recursos, que “están más acostumbrados a salir de situaciones de
emergencia” y “tienen más fortaleza mental y más estrategias a nivel
emocional”.
Además, reconoce que los propios profesionales que están trabajando en
estas tareas también vivirán estas fases tras la catástrofe, por lo que se
duplica la dificultad de ese afrontamiento.
LA
MEJOR TERAPIA A LARGO PLAZO, LA REINSERCIÓN EN LA SOCIEDAD
En este periodo, la psicóloga asegura que lo aconsejable es hacer
seguimientos periódicos para ver cómo evolucionan pero, a partir del año, no
hay que “obligar” a la gente a pasar por servicios de salud mental salvo que
sea estrictamente necesario, y aboga por “fomentar el acogimiento de la sociedad”.
“Es mucho más positivo cuando tu te esfuerzas por salir de las
situaciones y la sociedad te ayuda que cuando es la institución la que te ayuda
permanentemente”, según reconoce esta experta.
De hecho, asegura que si al año no ha aparecido sintomatología y los
pacientes van retomando su vida ya no van a necesitar atención, a pesar de que
en ocasiones puede haber personas que parecen fuertes pero de repente “se
derrumban por completo” tras un problema posterior que actúa como detonante.
foto: The Guardian
de psiquiatria.com