Antes de asignar la culpa
de algo, la mente simula resultados alternativos
Algunos filósofos han sugerido que las personas determinan la responsabilidad de un resultado particular imaginando qué habría sucedido si una causa sospechada no hubiera intervenido. Se cree que este tipo de razonamiento, conocido como simulación contrafáctica, ocurre en muchas situaciones.
Por ejemplo, los
árbitros de fútbol que deciden si se debe indicar a un jugador como responsable
de marcar un gol accidentalmente en propia puerta para el equipo contrario
deben tratar de determinar qué habría sucedido si el jugador no hubiera tocado
el balón. Este proceso puede ser consciente, como en el ejemplo del fútbol, o
inconsciente, por lo que ni siquiera somos conscientes de que lo estamos
haciendo.
Utilizando tecnología
que rastrea los movimientos oculares, científicos cognitivos del Instituto
Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), en Estados
Unidos, han obtenido evidencia directa de que las personas inconscientemente
usan la simulación contrafáctica para imaginar cómo una situación podría
haberse desarrollado de manera diferente.
"Ésta es la primera
vez que se ha podido ver esas simulaciones en directo, contar cuántas personas
lo están haciendo y mostrar la correlación entre esas simulaciones y sus
juicios", dice el autor principal del nuevo estudio, Josh Tenenbaum,
profesor en el Departamento de Ciencias del Cerebro y Cognitivias del MIT,
miembro del Laboratorio de Ciencias de la Computación e
Inteligencia Artificial del MIT.
El profesor Tobias
Gerstenberg, postdoctorado del MIT que se unirá al Departamento de Psicología
de Stanford como profesor asistente el próximo año, es el autor principal del
artículo sobre este trabajo que se publica este martes en 'Psychological
Science'. Otros autores del estudio son el posdoctorado del MIT Matthew
Peterson, el profesor asociado de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, Noah
Goodman, y el profesor de la
Universidad de Londres, Reino Unido, David Lagnado.
Hasta ahora, los
estudios de simulación contrafáctica solo podían utilizar informes de personas
que describían cómo emitían juicios sobre la responsabilidad, que solo ofrecían
evidencia indirecta de cómo funcionaban sus mentes. Gerstenberg, Tenenbaum y
sus colegas buscaron pruebas más directas rastreando los movimientos oculares
de las personas mientras observaban cómo colisionaban dos bolas de billar.
Los investigadores
crearon 18 vídeos con diferentes resultados posibles de las colisiones. En
algunos casos, la colisión envió una de las bolas a través de una puerta; en
otros, evitó que la bola se fuera. Antes de ver los vídeos, a algunos
participantes se les dijo que se les pediría que evaluaran cómo de acuerdo
estaban con las declaraciones relacionadas con el efecto de la bola A sobre la
bola B, cómo la bola A hizo que la bola B atravesara la puerta. A otros
participantes se les preguntó simplemente cuál era el resultado de la colisión.
Mientras los sujetos
observaban los vídeos, los investigadores pudieron rastrear sus movimientos
oculares usando una luz infrarroja que se refleja en la pupila y revela dónde
está mirando el ojo. Esto permitió a los científicos obtener una ventana sobre
cómo la mente imagina posibles resultados que no ocurrieron.
"Lo que es genial
sobre el seguimiento ocular es que te permite ver cosas de las que no eres
consciente --dice Tenenbaum--. Cuando los psicólogos y los filósofos han
propuesto la idea de la simulación contrafáctica, no necesariamente significa
que lo hagamos conscientemente. Ocurre algo detrás de la superficie y el
seguimiento ocular puede revelarlo".
Los investigadores
descubrieron que cuando a los participantes se les hacía preguntas sobre el
efecto de la bola A sobre la trayectoria de la bola B, sus ojos seguían el
curso que la bola B habría tomado si la bola A no hubiera interferido. Además,
cuanta más incertidumbre existía al respecto sobre si la bola A tuvo un efecto
en el resultado, los participantes miraron más a menudo hacia la trayectoria
imaginaria de la bola B.
"Es en los casos
cerrados en los que se ve el aspecto más contrafáctico. Están utilizando esos
aspectos para resolver la incertidumbre", afirma Tenenbaum. Los
participantes a quienes se les preguntó solo cuál fue el resultado real no
realizaron los mismos movimientos oculares a lo largo de la ruta alternativa de
la pelota B. Los investigadores ahora están usando este enfoque para estudiar
situaciones más complejas en las que las personas usan la simulación
contrafáctica para hacer juicios de causalidad.
"Creemos que este
proceso de simulación contrafáctica es realmente penetrante", sentencia
Gerstenberg. "En muchos casos, los movimientos oculares no pueden
respaldarse, porque hay muchas clases de pensamientos contrafácticos abstractos
que acabamos de hacer en nuestra mente. Pero las colisiones de bolas de billar
llevan a un tipo particular de simulación contrafáctica donde podemos
verlo", concluye.
De psiquiatria.com
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