lunes, 14 de agosto de 2017

la culpa es de tu hermano

Los comportamientos problemáticos se propagan en los hermanos

Los hermanos son responsables de la propagación de conductas problemáticas, de forma que los adolescentes con un hermano o una hermana delincuente son más propensos a abusar del alcohol y otras sustancias que aquellos sin un hermano delincuente, según concluye un nuevo estudio.
Identificar la naturaleza exacta de esa influencia ha resultado difícil porque los problemas de comportamiento en los hermanos también pueden ser vestigios de los amigos, la genética compartida y las experiencias compartidas con los padres. Las pruebas que describen cómo se propagan los comportamientos problemáticos entre hermanos han sido escasas hasta ahora.
Investigadores de la ‘Florida Atlantic University’, Estados Unidos, y un consorcio de universidades de Quebec, Canadá, realizaron un estudio longitudinal de gemelos idénticos y fraternos para identificar el grado en que los hermanos contribuyen al aumento del comportamiento delincuente y el abuso del alcohol.
Los resultados del trabajo, publicado en la revista ‘Developmental Psychology’, encontraron que los hermanos desempeñan un papel clave en la escalada de comportamientos problemáticos a lo largo del tiempo, por encima de las contribuciones de los genes, los amigos y los padres. Los hallazgos ofrecen pistas importantes sobre por qué la delincuencia exacerba el crecimiento del abuso de sustancias en adolescentes.
Los participantes fueron extraídos del ‘Quebec Newborn Twin Study’, un estudio longitudinal en curso sobre gemelos nacidos entre 1995 y 1998 en el área metropolitana de Montreal. Los datos para este análisis se recogieron a las edades de 13 años, 14 y 15 grados.
Al examinar la propagación de los problemas entre gemelos, los investigadores consiguieron descartar explicaciones alternativas para el aumento del uso indebido de alcohol, como el modelo de los padres y una susceptibilidad heredada al abuso del alcohol que puede surgir con la pubertad.
“La hipótesis que estábamos probando es que de alguna manera un mal comportamiento por parte de un hermano –la” manzana podrida”– se extiende no sólo entre hermanos, sino también a través de los dominios, de modo que la delincuencia de un hermano parece estropear todo lo que el otro hermano hace, elevando los problemas en una serie de otras áreas. En otras palabras, cuanto más delincuente es un hermano mayor número de diferentes problemas tiene el otro hermano”, relata el autor principal Brett Laursen, profesor y coordinador de estudios de posgrado en el Departamento de Psicología de la Universidad de Florida.
“Esto resulta que no es el caso, sino que encontramos que los problemas se propagan entre hermanos dentro de los dominios de comportamiento problemático: la delincuencia de un hermano afecta a la delincuencia del otro hermano. Entonces, una vez que el adolescente se encuentra en el camino de mayor delincuencia, los comportamientos problemáticos se intensifican y se propagan por su cuenta en dominios como el consumo de alcohol”, explica.
Así, las conductas problemáticas se propagan indirectamente entre los hermanos a través de un proceso de dos pasos; primero, un problema es compartido entre gemelos dentro de un dominio de comportamiento, y segundo, dentro de cada gemelo el problema crece y se propaga a través de diferentes dominios de comportamiento.
La influencia de los hermanos gemelos es un factor de riesgo para el consumo ilícito de sustancias, ya que el uso de sustancias por un gemelo predice el consumo de éstas por el otro gemelo, pero también porque la delincuencia en un gemelo predice la delincuencia en el otro gemelo.
“Debido a que los comportamientos problemáticos se propagan indirectamente entre hermanos, el mensaje principal de este estudio es que los programas de intervención deben estar dirigidos a comportamientos problemáticos específicos y no a la relación misma -plantea Laursen–. Es insuficiente y poco práctico tratar de mantener separados a los hermanos, consejos que a menudo damos cuando tratamos de separar a los adolescentes de sus amigos problemáticos”.

Estos hallazgos confirman que el parecido entre hermanos en los comportamientos problemáticos no puede explicarse completamente por la genética o los entornos compartidos. “A pesar de que los padres son a menudo el objetivo de la intervención, los practicantes deberían concentrar sus esfuerzos en los hermanos, que son más influyentes que los padres cuando se trata de abuso de sustancias y delincuencia, y cuya influencia rivaliza con la de los amigos”, concluye Laursen.

de psiquiatria.com

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