Los comportamientos problemáticos se
propagan en los hermanos
Los hermanos son
responsables de la propagación de conductas problemáticas, de forma que los
adolescentes con un hermano o una hermana delincuente son más propensos a
abusar del alcohol y otras sustancias que aquellos sin un hermano delincuente,
según concluye un nuevo estudio.
Identificar la
naturaleza exacta de esa influencia ha resultado difícil porque los problemas
de comportamiento en los hermanos también pueden ser vestigios de los amigos,
la genética compartida y las experiencias compartidas con los padres. Las
pruebas que describen cómo se propagan los comportamientos problemáticos entre
hermanos han sido escasas hasta ahora.
Investigadores de la
‘Florida Atlantic University’, Estados Unidos, y un consorcio de universidades
de Quebec, Canadá, realizaron un estudio longitudinal de gemelos idénticos y fraternos
para identificar el grado en que los hermanos contribuyen al aumento del
comportamiento delincuente y el abuso del alcohol.
Los resultados del
trabajo, publicado en la revista ‘Developmental Psychology’, encontraron que
los hermanos desempeñan un papel clave en la escalada de comportamientos
problemáticos a lo largo del tiempo, por encima de las contribuciones de los
genes, los amigos y los padres. Los hallazgos ofrecen pistas importantes sobre
por qué la delincuencia exacerba el crecimiento del abuso de sustancias en
adolescentes.
Los participantes
fueron extraídos del ‘Quebec Newborn Twin Study’, un estudio longitudinal en
curso sobre gemelos nacidos entre 1995 y 1998 en el área metropolitana de
Montreal. Los datos para este análisis se recogieron a las edades de 13 años,
14 y 15 grados.
Al examinar la
propagación de los problemas entre gemelos, los investigadores consiguieron
descartar explicaciones alternativas para el aumento del uso indebido de
alcohol, como el modelo de los padres y una susceptibilidad heredada al abuso
del alcohol que puede surgir con la pubertad.
“La hipótesis que
estábamos probando es que de alguna manera un mal comportamiento por parte de
un hermano –la” manzana podrida”– se extiende no sólo entre hermanos, sino
también a través de los dominios, de modo que la delincuencia de un hermano
parece estropear todo lo que el otro hermano hace, elevando los problemas en
una serie de otras áreas. En otras palabras, cuanto más delincuente es un
hermano mayor número de diferentes problemas tiene el otro hermano”, relata el
autor principal Brett Laursen, profesor y coordinador de estudios de posgrado
en el Departamento de Psicología de la Universidad de Florida.
“Esto resulta que no
es el caso, sino que encontramos que los problemas se propagan entre hermanos
dentro de los dominios de comportamiento problemático: la delincuencia de un
hermano afecta a la delincuencia del otro hermano. Entonces, una vez que el
adolescente se encuentra en el camino de mayor delincuencia, los
comportamientos problemáticos se intensifican y se propagan por su cuenta en
dominios como el consumo de alcohol”, explica.
Así, las conductas
problemáticas se propagan indirectamente entre los hermanos a través de un
proceso de dos pasos; primero, un problema es compartido entre gemelos dentro
de un dominio de comportamiento, y segundo, dentro de cada gemelo el problema
crece y se propaga a través de diferentes dominios de comportamiento.
La influencia de los
hermanos gemelos es un factor de riesgo para el consumo ilícito de sustancias,
ya que el uso de sustancias por un gemelo predice el consumo de éstas por el
otro gemelo, pero también porque la delincuencia en un gemelo predice la
delincuencia en el otro gemelo.
“Debido a que los
comportamientos problemáticos se propagan indirectamente entre hermanos, el
mensaje principal de este estudio es que los programas de intervención deben
estar dirigidos a comportamientos problemáticos específicos y no a la relación
misma -plantea Laursen–. Es insuficiente y poco práctico tratar de mantener
separados a los hermanos, consejos que a menudo damos cuando tratamos de
separar a los adolescentes de sus amigos problemáticos”.
Estos hallazgos
confirman que el parecido entre hermanos en los comportamientos problemáticos
no puede explicarse completamente por la genética o los entornos compartidos.
“A pesar de que los padres son a menudo el objetivo de la intervención, los
practicantes deberían concentrar sus esfuerzos en los hermanos, que son más
influyentes que los padres cuando se trata de abuso de sustancias y
delincuencia, y cuya influencia rivaliza con la de los amigos”, concluye
Laursen.
de psiquiatria.com
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