La indiferencia ante la música se debe a
desconexiones cerebrales
El dinero, el sexo,
las drogas y el rock and roll estimulan la liberación de dopamina en distintas
áreas del cerebro, lo que provoca sensación de placer. A este circuito se le llama
sistema de recompensa.
Desde hace tiempo se
conoce la existencia de la anhedonia, que es la incapacidad que manifiestan
algunas personas para experimentar emociones positivas. La anheonia constituye
uno de los síntomas de la depresión, aunque puede estar presente también en
algunos casos de demencia como el Alzheimer o el trastorno esquizoide de la
personalidad.
La anhedonia musical
es una manifestación específica de esta incapacidad. Las personas que la
padecen pueden estar totalmente sanas desde el punto de vista médico y
emocional, pero escuchar música les deja indiferentes. La anhedonia musical
afecta entre al 3% y el 5% de la población.
Según un estudio
publicado en PNAS, del que se informa en un comunicado, arroja nueva luz
sobre la anhedonia. Reunió a 45 voluntarios, divididos entre
hiperhedonistas, anhedónicos y personas normales en cuanto a sus emociones, con
el objetivo de profundizar en el conocimiento de la anhedonia.
Además de ponerles
música, en esta ocasión se invitó a los participantes a jugar al póker. El
estudio descubrió que las personas anhedónicas a la música son sensibles a los
juegos relacionados con dinero. Además, constató en ellas una escasa
conectividad funcional entre la zona del cerebro relacionada con las
informaciones sonoras y las zonas de la recompensa, tal como se había
descubierto en 2013. Pero esta escasa conectividad no se producía cuando
jugaban al póker.
Para los
investigadores, la reducción de estas interacciones es la que provoca una falta
de respuesta afectiva ante la música, lo que implica que las personas
anhedónicas sufren un déficit de relaciones funcionales entre las regiones
cerebrales que tratan la información auditiva y los centros de gratificación
del cerebro, sólo cuando oyen música.
De este estudio se desprenden
al menos cuatro conclusiones básicas: primero, que la anhedonia musical se
produce porque en las personas que la padecen decaen las conexiones entre la
zona del cerebro que gestiona los sonidos y el sistema de recompensa, lo que
impide que sientan ningún tipo de placer o emoción al escuchar música.
La segunda conclusión
que se desprende de estos estudios es que los circuitos cerebrales relacionados
con el placer de escuchar música son específicos, propios de cada persona. Es
decir, que no hay una conexión universal en toda la especie que permita a
cualquier persona disfrutar oyendo música. Hay personas que no lo sienten así
porque esos circuitos cerebrales no se activan en las personas con anhedonia
musical.
La tercera conclusión
es que la ausencia de conexiones entre la percepción de la música y la
generación de emociones positivas no impide a las personas que padecen
anhedonia la capacidad de clasificar la música, ya que pueden decir si una
canción es triste o alegre aunque no sientan nada al oírla.
Por último, una cuarta
conclusión establece que las personas que padecen anhedonia musical pueden
alegrarse cuando ganan dinero jugando al póker, lo que significa que padecer
anhedonia musical no impide disfrutar de otros placeres de la vida a las personas
insensibles a la música.
Para los
investigadores, estas conclusiones allanan el terreno para un estudio más
detallado de los sustratos neuronales que están en la base de cualquier tipo de
anhedonia. Todo ello permite comprender mejor, según los investigadores,
la variabilidad individual en el funcionamiento del sistema de recompensa y
ayuda en consecuencia elaborar mejores terapias para tratar la depresión, la
apatía e incluso la toxicomanía.
de psiquiatria.com
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