La Sociedad Española de Neurología revisa las bases neurológicas
de la risa y del humor y del síndrome de la risa patológica.
- El humor está íntimamente
ligado al sistema de placer del cerebro.
- El sentido del humor se
origina en un región del cerebro llamada ‘central de detección de errores’.Paul Ekman diferenció hasta 16
tipos de sonrisas y risas y Guillaume Duchenne fue el primero en
describir cómo diferenciar la risa verdadera de la falsa.
- La risa verdadera es muy
beneficiosa para nuestra salud mental y física: el sistema inmune, el umbral
del dolor, el sistema vascular y el bienestar psicológico se fortalecen.
- La risa también puede estar
provocada por el estrés, la ansiedad, la tensión o como consecuencia una lesión
neurológica.
Aunque la risa no es exclusiva del ser humano – algunos primates
o las ratas, por ejemplo, también son capaces de hacerlo- lo que sí es propio y
exclusivo del ser humano es el sentido del humor, gracias al cual somos capaces
de reírnos ante múltiples situaciones, de objetos, de juegos de palabras o
chistes,… algo que los animales no pueden hacer.
Pero, ¿qué ocurre en nuestro cerebro desde que percibe algo
gracioso hasta que nos reímos? Las nuevas técnicas de neuroimagen nos han
permitido conocer que el procesado del humor tiene lugar en
tres etapas, que implican a varias regiones encefálicas: percepción de la
incongruencia sorpresiva por parte de la región prefrontal dorsolateral y la
unión temporoparietal del hemisferio dominante; activación del circuito de la
recompensa y liberación de dopamina y cese de la desinhibición frontal no
dominante que conduce a la risa”, explica el Dr. Manuel Arias Gómez,
Coordinador del Grupo de Estudio de Humanidades e Historia de la Sociedad Española
de Neurología (SEN):“Cuando en lugar de la racionalidad cognitiva
que nuestro cerebro espera percibir, lo realmente percibido es una
incongruencia, se origina una controversia que, al ser detectada por el
cerebro, éste se auto-recompensa. Y lo hace liberando dopamina, un
neurotransmisor que nos produce sensación placentera. Es decir, el humor está
íntimamente ligado al sistema de la recompensa que también se activa con la
comida, el sexo, las relaciones sociales y en las adicciones”.
Puesto que la risa es algo innato a nuestra especie, todos somos
capaces de reír. Personas sordas o ciegas que nunca han oído o visto la risa
también pueden hacerlo y los bebés comienzan a esbozar sonrisas a las cinco
semanas de vida. Sin embargo, podría afirmarse que cada sujeto se ríe de
un modo particular y personal. “El humor está íntimamente ligado al desarrollo cognitivo; por
eso, las personas de edades distintas se ríen de cosas distintas. También está
relacionado con la época y la cultura en la que vivamos y, por supuesto, con el
carácter de cada individuo en particular. Además, las técnicas de neuroimagen
también han visto que hombre y mujeres tienen distintas formas de procesar el
sentido del humor”, señala
el Dr. Marcos Llanero Luque, Coordinador del Grupo de Estudio de Neurogeriatría
de la Sociedad
Española de Neurología (SEN). “Investigaciones de Richard
Wiseman llegaron a señalar que las mujeres se ríen más y disfrutan más del
humor porque la risa activa más en ellas dos áreas concretas del cerebro: las
del lenguaje y las de memoria a corto plazo que, a su vez, tiene que ver con la
forma en la que se gestionan las emociones. También señalaron que la
inteligencia fluida y la capacidad creativa son capacidades que nos ayudan a tener
un mayor sentido del humor”.
Tampoco todos nos reímos igual siempre. Paul Ekman
diferenció hasta 16 tipos de sonrisas y risas, pero fue el neurólogo Guillaume
Duchenne el primero en describir cómo diferenciar la risa verdadera de la
falsa. Duchenne determinó que cuando una persona muestra una risa forzada
es habitual que olvide contraer los músculos alrededor de los ojos. “Neurológicamente esto es
posible porque los músculos de la cara pueden ser movidos por dos partes
diferentes partes del cerebro. Por un lado las áreas motoras del cerebro, que
son capaces de producir gestos conscientes y por otro, las zonas cerebrales
responsables de las emociones que, en esta ocasión de forma involuntaria,
también conectan con los músculos de la cara para producir expresiones que
reflejan una emoción”, destaca
el Dr. Marcos Llanero.
En todo caso, cuando
la risa es verdadera, puede ser muy beneficiosa para nuestra salud. Tanto desde
el punto de vista mental porque reduce el estrés, eleva el estado de ánimo y,
en general, fomenta el bienestar psicológico, sino también desde el punto de
vista físico: Reír estimula el sistema inmune, incrementa el umbral del dolor y
es muy saludable porque acelera el ritmo cardiaco y aumenta el aporte de
oxígeno al cerebro. Algunos estudios han llegado a firmar que las personas
risueñas tienen un 40% menos de problemas vasculares y que viven 4 años y medio
más de media. Por otra parte, los estudios del neurólogo Scott Weems
concluyeron que el humor nos hace más inteligentes, porque es una forma de
ejercitar nuestro cerebro.
Pero la risa también puede estar provocada por el estrés, la
ansiedad, la tensión o como consecuencia una lesión neurológica.“Habitualmente, la risa es considerada un fenómeno biológico
normal y saludable. No obstante, también puede constituir un
síntoma indicativo de patología cerebral, sobre todo si se presenta sin un
estímulo específico, no se relaciona con un cambio afectivo o si su intensidad
y duración están fueran de control. Es lo que se conoce como síndrome de la
risa patológica, que también se puede trasformar en llanto o alternar ambos
procesos”, señala el
Dr. Manuel Arias.
Enfermedades como el
síndrome de Angelman, esquizofrenia, demencia, pero también epilepsia, ictus, esclerosis
múltiple, ELA, Parkinson o tumores cerebrales,… pueden ser causas del síndrome
de la risa patológica que puede manifestarse o bien como un inmotivado
sentimiento de regocijo o como una disociación emocional voluntaria. En estos
casos, la risa es un indicador de algún problema en nuestra salud.
de psiquiatria.com