lunes, 20 de abril de 2015

espejito, espejito, ¿cuántos años tengo?

Demostrado: el espejo no miente

Un nuevo algoritmo puede calcular la edad de una persona con solo verle la cara

Envejecer no es fácil, pero ocultarlo lo es aún menos. Por más que uno se machaque en el gimnasio, se torture a base de ensaladas anodinas y dilapide su fortuna en el cirujano plástico, el espejo sigue diciendo la verdad, y los demás siguen viéndola en nuestra cara. Resulta desesperante, la verdad. Jing-Dong Han y sus colegas del Laboratorio de Biología Computacional de Shanghai han descubierto por qué, y de paso han desarrollado un algoritmo de reconocimiento facial que adivina la edad de cualquier persona con menos margen de error del deseable y sin dejarse engañar por un lifting, ni por media docena de ellos.
Las máquinas pueden analizar cientos de parámetros geométricos de forma simultánea, pero Han y su equipo han determinado empíricamente que hay cuatro medidas de la estructura facial que resultan fatalmente delatoras. Tres de ellas crecen con la edad: la amplitud de la boca, la anchura de la nariz y la distancia entre la boca y la nariz. Y la cuarta mengua: la latitud entre las comisuras de los ojos. Seguro que los cirujanos intentarán algún día disimular estas magnitudes, pero de momento parecen demasiado ocupados tensando ojeras, apuntalando papadas e hinchando morros. Los resultados se presentan en Cell Research, una publicación científica del grupo Nature.
Han y sus colegas han examinado más de 300 imágenes faciales de gente entre los 17 y los 77 años de edad, generando así el primer mapa completo de la geometría de la cara en proceso de envejecimiento, y lo han utilizado para construir un algoritmo de predicción de la “edad facial”. Según sus resultados, la gente de la misma edad cronológica difiere en edad facial por un margen de seis años arriba o abajo (es un promedio: el margen es menor en la primera mitad de la vida, y mayor en la segunda).

Lo más importante es que los científicos de Shanghai también tomaron muestras de sangre de todos sus voluntarios, y que las desviaciones arriba o debajo de la edad facial (respecto a la real o cronológica) correlacionan significativamente con los indicadores de salud obtenidos de los análisis de sangre. Más aún: la edad facial ha resultado un mejor indicador de salud del individuo que los análisis de sangre. Por expresarlo con brutalidad: si lo que ves por la mañana en el espejo no te gusta, más vale que empieces a preocuparte aunque el colesterol malo no esté demasiado malo.

de elpais.com

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