viernes, 27 de junio de 2014

las emociones no son más que números primos

Felicidad, sorpresa, enfado, tristeza, miedo y asco son las bases expresivas.
“Los resultados”, dice uno de los investigadores, “indican que el repertorio de expresiones faciales que usan típicamente los humanos se describe mejor como un conjunto rico de categorías básicas y compuestas que en la forma de un pequeño grupo de elementos básicos”.
Por ejemplo, la consternación puede entenderse como el sentimiento de asco combinado con el de indignación, y así lo demuestran los experimentos de Martínez y sus colegas: los indicadores faciales de la consternación —como la apertura de los párpados o la curvatura de la boca— son, en afecto, una combinación de los gestos del asco y el enfado. El odio es una combinación de los mismos dos componentes, aunque esta vez con el énfasis puesto más en el enfado que en la repugnancia.
Los anteriores son casos en que una sola palabra abarca la combinación de dos emociones básicas (o cardinales). Las más de las veces, el gesto combinado (o la emoción compuesta) requiere combinar también las palabras que designan a las emociones elementales: felizmente sorprendido, tristemente sorprendido, asqueadamente sorprendido, tristemente atemorizado, tristemente enfadado y así hasta las 15 emociones compuestas que, a partir de ahora, tendrán que usar los estudios cognitivos, los psicólogos y los robots.
Hay una ley no escrita de la ciencia que se llama la navaja de Ockham. Aunque su formulación original por el monje franciscano Guillermo de Ockham, una de las cúspides del pensamiento medieval, resulta en extremo espesa y farragosa, no puede negarse a su concepto central una claridad de una índole casi brutal: a igualdad de todo lo demás, la explicación más simple suele ser la correcta. Pero el reconocimiento de las caras parece contradecir ese principio, pues no se puede reducir al menor posible sistema de números primos emocionales —felicidad, sorpresa, enfado, tristeza, miedo y asco—, sino que requiere añadir a esa tabla periódica de los sentimientos toda una serie de emociones complejas.
Pero hay un sentido en que 21 puede ser más simple que 6: si los 21 gestos faciales complejos son meras combinaciones —o mejor aún, combinaciones gramaticales— de los seis gestos simples que se han utilizado tradicionalmente, tal vez todo nuestro reconocimiento cerebral de las emociones —o, al menos de las emociones faciales— pueda reducirse a un pequeño grupo de números primos de la expresión facial,un acervo básico cuyas combinaciones den lugar a un caleidoscopio de ademanes, guiños y muecas que virtualmente lo expresen todo. Al igual que un alfabeto de solo una treintena de signos puede generar un lenguaje entero, y el lenguaje una literatura y las literaturas una historia de la literatura.

Entonces, ¿hay una gramática del reconocimiento facial? ¿Puede uno combinar asco y enfado para producir odio de un modo similar a como uno combina un nombre y un verbo para generar una frase que a su vez puede comportarse como una nueva unidad gramatical?

de elpais.com

viernes, 20 de junio de 2014

señales de arrepentimiento humano en...

Las ratas también muestran signos de arrepentimiento

Una nueva investigación revela que las ratas muestran remordimientos, un comportamiento cognitivo considerado fundamentalmente humano. Los resultados del trabajo desarrollado por el Departamento de Neurociencias de la Universidad de Minnesota han sido publicados en la revista ‘Nature Neuroscience’.
Para medir el comportamiento cognitivo del remordimiento, David A. Redish, profesor de neurociencia y su alumnos Adam Steiner, partieron de las definiciones formuladas en el pasado por economistas y psicólogos.
“El arrepentimiento es el reconocimiento de que se ha cometido un error, que si hubieras hecho algo más habría sido mejor”, dijo Redish. “La parte más difícil de este estudio era separarlo de la decepción, que es cuando las cosas no son tan buenas como cabría haber esperado. La clave para distinguir entre los dos fue dejar que las ratas escogieran qué hacer.”
Redish y Steiner desarrollaron una nueva tarea que suponía preguntar a las ratas cuánto tiempo estaban dispuestas a esperar para conseguir ciertos alimentos. “Es como esperar en la cola en un restaurante”, dijo Redish. “Si la cola es demasiado larga en el restaurante de comida china, entonces te rindes y te vas a un restaurante de comida india en la calle.”
En esta tarea, a la que llamaron “Restaurant Row,” a la rata se le presenta una serie de opciones de comida, pero tiene un tiempo limitado en cada “restaurante.”
Los resultados de la investigación muestran que las ratas estaban dispuestas a esperar más tiempo para ciertos sabores, lo que implica que tenían preferencias individuales. Como se podían medir las preferencias individuales de las ratas, Steiner y Redish podrían medir buenas ofertas y malos tratos. A veces, las ratas saltaron un buen trato y se encontraron frente a un mal acuerdo
“En los seres humanos, una parte del cerebro llamada corteza orbitofrontal se activa durante el arrepentimiento. Encontramos en ratas que reconocieron que habían cometido un error indicadores en la corteza orbitofrontal representando la oportunidad perdida. Curiosamente, la corteza orbitofrontal de la rata representaba lo que la rata debería haber hecho, no la recompensa perdida. Esto tiene sentido porque no me arrepiento de lo que no recibiste, te arrepientes de lo que no hiciste”, dijo Redish.



de psiquiatria.com