viernes, 28 de marzo de 2014
jueves, 20 de marzo de 2014
Matará la ciencia la espontaneidad en el baile?
La ciencia desvela qué pasos de baile conquistan a una chica.
Ni Tony Manero ni Justin Timberlake ni Pharrell cantando a
Meryl Streep. La ciencia ha desvelado qué pasos son los que más funcionan para
captar la atención de las féminas. Atención chicos, todo es cuestión de
concentrarse y coordinarse con movimientos rápidos el hombro derecho y la
rodilla derecha. O, al menos, así lo defiende la Universidad de
Northumbria. Una investigación suya grabó y modeló después en 3D a 19 chicos
entre 18 y 35 años demostrando cómo bailaban. Sus movimientos se trasladaban
después a avatares que se enseñaron a 35 mujeres heterosexuales para que
puntuasen sus movimientos del 1 al 10.
Las participantes indicaron que los mejores bailarines eran
los que hacían movimientos marcados con el cuello y el tronco, la muñeca y el
hombro izquierdo, y movimientos rápidos con la rodilla derecha.
El director de la investigación, el Dr. Nick Neave, explicó
que gracias a su estudio muchos podrán respirar aliviados. “Los hombres de todo
el mundo estarán interesados en saber qué movimientos pueden hacer para atraer
a las mujeres. Ahora sabemos qué área del cuerpo es en la que ellas se fijan
cuando valoran el atractivo de un hombre bailando. Si un hombre sabe cuáles son
los movimientos clave, él podrá entrenar y probar sus posibilidades para atraer
a las mujeres con su estilo de baile”.
Los pasos que más bajón dieron a las participantes fueron: mover
exageradamente los brazos y bailar con los brazos pegados y sin apenas mover
las piernas.
Vaya, ser espontáneo ya no funciona. O así lo piensa la
ciencia
de el pais.com
martes, 18 de marzo de 2014
No tengas miedo, son los circuitos
Dos circuitos cerebrales implicados en la memoria colaboran para unir recuerdos y provocar temor
Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts han descubierto como dos circuitos del cerebro implicados en la memoria colaboran para unir recuerdos de sucesos que han ocurrido muy próximos en el tiempo. Se trata de una habilidad crítica que ayuda al cerebro a distinguir cuándo tiene que poner en marcha una respuesta de defensa frente a una potencial amenaza, como explica Susumu Tonegawa, que ha dirigido la investigación publicada en la revista Science.
Esos recuerdos forman parte de nuestra memoria episódica y siempre contienen tres elementos: qué, cómo y cuando. Y el encargado de coordinarlos es el hipocampo. Lo logra con la ayuda de otra estructura próxima, denominada corteza entorrinal, que recibe la información sensorial (sonidos, imágenes) de otras áreas del cerebro.
Se conoce bastante bien cómo el cerebro logra establecer una relación entre lugares (dónde) y sucesos (qué). Unas células especializadas del hipocampo, llamadas neuronas de lugar, excitan cuando estamos en el lugar donde nos ocurrió algo.
Ese algo puede ser negativo o positivo, porque también podemos asociar lugares a experiencias placenteras y reaccionar en consonancia. Pero se conoce menos sobre el proceso que nos permite unir dos sucesos en el tiempo .Y ahí es donde profundiza el nuevo trabajo de Tonegawa publicado en Science.
En un trabajo previo había identificado en el cerebro de roedores un circuito indispensable para que un sonido pudiera asociarse con una descarga eléctrica que podía ocurrir en un intervalo inferior a 20 segundos. Este circuito conecta una de las tres capas de células de la corteza entorrinal (la tercera) con una región del hipocampo denominada CA1.
La corteza entorrinal es la que recibe los estímulos sonoros y visuales. Cuando este circuito falla, no se pueden establecer relaciones temporales entre dos sucesos.
Ahora han descubierto en la capa media de la corteza entorrinal (capa 2) un tipo de células que han denominado “neuronas islas”, porque se agrupan formando círculos. Estas “islas” también están en conexión con la capa CA1 del hipocampo y crean otro circuito diferente que determina esa ventana temporal, de 20 segundos en el caso de los ratones, en los se puede aprender a tener miedo uniendo dos experiencias independientes, pero seguidas en el tiempo.
Para los animales, y también para los humanos, estas rutas cerebrales que permiten asociar memorias son importantes. Y el equilibrio entre ambas es crucial para encontrar un punto medio entre quedarnos paralizados por el miedo o ir por la vida completamente despreocupados de las situaciones amenazantes.
de psiquiatria.com
sábado, 8 de marzo de 2014
felicidades a nuestras heroínas, las superhermanas
"La forma más común de que las personas renuncien a su poder es pensar que no tienen ninguno", Alice Walker.
Así que este 8 de marzo gracias a todas aquellas que sí se dieron cuenta de que lo tenían.
Así que este 8 de marzo gracias a todas aquellas que sí se dieron cuenta de que lo tenían.
lunes, 3 de marzo de 2014
una máquina para ser otro
Un grupo de investigadores afincados en Barcelona desarrolla una
'máquina para ser otro", una herramienta, basada en los principios de la
realidad virtual, que permite experimentar vivencias ajenas y “entrar” en el
cuerpo de otra persona.
Danzar
con los pies de una bailarina, aun estando en una silla de ruedas; compartir el
relato de vida de un inmigrante senegalés que llegó en patera; o saber qué se
siente al tener un cuerpo del sexo opuesto… Y todo, sencillamente, poniéndose
unas gafas de visión virtual, y gracias a un software desarrollado por BeAnotherLab, un colectivo de investigadores afincados en
Barcelona, que desde 2012 trabaja en el proyecto de la “Maquina para
ser otro”. “Nació como una herramienta para promover el debate y el
dialogo social y ahora estamos adaptándola como un instrumento para
experimentos de neurociencia, para crear y medir la empatía social”, relata
desde Barcelona, Philippe Bertrand, experto en comunicación y artes digitales,
y uno de los cuatro componentes de BeAnotherLab.
Se
trata, explican sus creadores, de un proyecto “de bajo coste”, basado en
herramientas de desarrollo open source e inspirado en estudios sobre embodiment,
empatizar con el otro compartiendo sus experiencias corporales, de instituciones
como el Group Ehrsson del Karolinska Institutet de Estocolmo, y de Event Lab,
el Laboratorio de Ambientes Virtuales de la Universidad de Barcelona. Una
apuesta que, hasta ahora, ha producido tres experimentos de “intercambios de
cuerpos”. En dos de ellos hay dos actores que guían a los usuarios en una
experiencia basada en una especie de guion narrativo que permite sumergirse en
la identidad del otro. “Es el protocolo de interacción que usamos porque para
generar la ilusión, la sensación de estar en la piel de otro, en el cerebro hay
que combinar estímulos visuales, táctiles y motores”, explica Bertrand.
Los
creadores del proyecto han recibido ya varias propuestas de colaboración para
nuevas aplicaciones de su “máquina para ser otro”. Entre ellas, su uso para la
rehabilitación de personas que hayan sufrido un ictus y para el diagnóstico de
la anorexia en niños. Pero el reto es, ahora, encontrar financiación. “De hecho
–cuenta Bertrand– tuvimos que parar un tiempo porque todos necesitábamos
trabajar y ahorrar dinero. Y los cuatro estamos en este momento de gira para
recaudar apoyos”.
de elpais.com
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