lunes, 8 de abril de 2019

cuando el tiempo no te da la felicidad

El tiempo que invierten los adolescentes en los dispositivos electrónicos se relaciona directamente con la infelicidad-nuevo Informe mundial de la felicidad 2019.

Hace unas semanas que se ha celebrado el Día Internacional de la Felicidad, una fecha instaurada desde 2013 por la Organización de las Naciones Unidas con el propósito de reconocer la importancia de la felicidad y el bienestar en la vida de las personas de todo el mundo y la trascendencia de su inclusión en las políticas de Gobierno. A este respecto, en 2015, la ONU estableció los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que buscan acabar con la pobreza, reducir la desigualdad y proteger nuestro planeta, tres aspectos clave que conducen al bienestar y la felicidad.
Con motivo de este Día, Infocop recoge el último Informe sobre la Felicidad 2019, elaborado por la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (United Nations Sustainable Development Solutions Network), una encuesta anual sobre el estado de la felicidad mundial, que clasifica a 156 países según lo felices que se sienten sus ciudadanos.

Esta séptima edición del Informe se centra en la felicidad y la comunidad: cómo ha evolucionado la felicidad en los últimos doce años, centrándose en las tecnologías, las normas sociales, los conflictos y las políticas gubernamentales que han impulsado esos cambios.
La clasificación de la Felicidad por países se ha realizado en función de seis factores clave (a saber: PIB per cápita, apoyo social, esperanza de vida saludable, libertad, generosidad y ausencia de corrupción) y, como novedad, del análisis de las evaluaciones de vida -es decir, qué percepción tienen los habitantes de su vida- y las emociones, tanto positivas como negativas.
A este respecto, a razón de los datos obtenidos, observamos que, nuevamente, encabezan los cuatro primeros puestos del ranking: Finlandia (1), Dinamarca (2), Noruega (3) e Islandia (4). Como noticia positiva, España ha roto con la tendencia decreciente del pasado año, escalando 6 posiciones en este listado, y situándose en el puesto 30 en el mismo. En el extremo contrario de la clasificación, los países que puntúan peor en Felicidad continúan siendo los países africanos, concretamente, Tanzania (153), Afghanistan (154), República Centroafricana (155) y Sudán del Sur (156) ocupan los cuatro últimos puestos en el ránking, lo que sitúa, una vez más, al contente Africano como el menos feliz.
Según indican los autores del informe, a nivel mundial, las evaluaciones de la vida ponderadas, disminuyeron considerablemente durante la crisis financiera de 2008. De hecho, afirman, los países que han registrado mayores descensos en las evaluaciones de vida, como Grecia, “sufrieron una combinación estrés económico, político y social”. Sin embargo, también como nota favorable, España ha escalado posiciones con respecto a las expectativas de vida saludable, ocupando el tercer lugar entre los países con mejores expectativas. 
Junto con la clasificación por países, a lo largo del documento se consideran ampliamente algunos de los factores clave que influyen en la felicidad al cambiar el modo en que las comunidades y sus miembros interactúan entre sí. Estos factores se estructuran en los diferentes capítulos del informe:
  1. Vínculos entre la calidad del Gobierno y la felicidad nacional media (capítulos 2 y 3). El Capítulo 3 invierte la dirección de la causalidad y analiza cómo afecta a la felicidad de los ciudadanos la participación en los procesos de votación.
  2. El poder del comportamiento prosocial (Capítulo 4). El Capítulo 4 profundiza en la naturaleza y las consecuencias de la conducta prosocial humana, valorando las consecuencias del bienestar de la conducta generosa. El capítulo combina el uso de datos de encuestas, para mostrar el vínculo positivo entre generosidad y felicidad, y evidenciar la existencia de posibles fuerzas causales en ambas direcciones.
  3. Cambios en la tecnología de la información. (Capítulos 5-7). El Capítulo 5 analiza los efectos de felicidad del uso de la tecnología digital, el Capítulo 6 trata con Big Data, y el Capítulo 7 describe una epidemia de adicciones masivas en los Estados Unidos, ampliando la evidencia presentada en el Capítulo 5.
Una de las conclusiones más impactantes es en relación con los adolescentes y las nuevas tecnologías: los datos revelan que la gran cantidad de tiempo que pasan los jóvenes interactuando con dispositivos electrónicos, puede tener vínculos directos con la infelicidad, y parece haber restado el tiempo que antes se dedicaba a actividades más beneficiosas, lo que lleva a una disminución de la felicidad.
En esta línea, si bien en el caso de los adultos no es posible asegurar una relación entre el uso de las nuevas tecnologías y una disminución en el tiempo que se interactúa cara a cara con otras personas y en las horas dedicadas al sueño, dado que en los últimos años se ha detectado que invierten el mismo tiempo en los medios digitales como los adolescentes, para los autores del informe “parece probable que su uso del tiempo también haya cambiado”.
Por lo tanto, de acuerdo con los datos, la marcada disminución en el bienestar de los adolescentes después de 2011, podría justificarse por el importante cambio en la forma en que los adolescentes pasan actualmente su tiempo libre. También puede explicar parte de la disminución de la felicidad entre los adultos desde el año 2000, aunque esta conclusión, como bien indican los autores del informe, es menos cierta. Por ello recomiendan que, en el futuro, los individuos y las organizaciones dedicadas a la mejora de la felicidad, centren su atención en el modo en que las personas pasan su tiempo libre.
Se puede acceder directamente al informe a través del siguiente enlace:

de infocop.es