viernes, 29 de diciembre de 2017

si vas a beber, escoge bien

Diferentes tipos de alcohol provocan distintas respuestas emocionales



Los diferentes tipos de alcohol provocan diferentes respuestas emocionales, pero las bebidas alcohólicas de alta graduación se asocian con mayor frecuencia con sentimientos de agresión, sugiere una investigación publicada en la revista digital 'BMJ Open'.
Para explorar los posibles factores emocionales que subyacen a la preferencia por el alcohol, científicos británicos recurrieron a respuestas anónimas a la encuesta digital más grande del mundo sobre el uso legal e ilícito de drogas y alcohol entre adultos ('Global Drug Survey' o GDS).
El GDS, disponible en 11 idiomas, incluye preguntas específicas sobre el consumo de alcohol y los sentimientos asociados con el consumo de cerveza, licores y vino tinto o blanco cuando está en casa o cuando se sale. Se incluyeron emociones como con energía, relajado, sexy, sexy, seguro, cansado, agresivo, enfermo, inquieto y lloroso.
El análisis final incluyó las respuestas de poco menos de 30.000 de 18 a 34 años de 21 países que habían bebido cada uno de los tipos especificados de alcohol durante el año anterior y que habían completado todas las secciones relevantes del cuestionario. Sus respuestas mostraron que atribuían diferentes emociones a distintos tipos de alcohol.
LAS BEBIDAS DE ALTA GRADUACIÓN PROVOCAN MÁS SENTIMIENTOS NEGATIVOS


Las bebidas alcohólicas de alta graduación tenían menos probabilidades de estar vinculadas con sentirse relajado (20 por ciento); el vino tinto fue el más propenso a provocar esta sensación (poco menos del 53 por ciento), seguido de la cerveza (alrededor del 50 por ciento).
Es más probable que las bebidas alcohólicas de alta graduación provoquen sentimientos negativos que todos los demás tipos de alcohol. Casi un tercio (30 por ciento) de los bebedores de alcohol asociaron esas bebidas con sentimientos de agresión en comparación con alrededor del 2,5 por ciento de los bebedores de vino tinto.
Pero las bebidas alcohólicas de alta graduación tenían más probabilidades de provocar algunos sentimientos positivos que la cerveza o el vino. Más de la mitad (alrededor del 59 por ciento) de los encuestados asociaron estas bebidas con sensaciones de energía y confianza; y más de cuatro de cada 10 (42,5 por ciento), las asociaron con sentirse sexy.
Las respuestas difirieron según el nivel educativo, el país de origen y la edad, siendo el grupo de edad más joven (18-24 años) el que más asociaba cualquier tipo de alcohol con sentimientos de confianza, energía y sensualidad cuando bebía fuera de casa. Las respuestas también difieren según el sexo y la categoría de dependencia del alcohol: las mujeres eran significativamente más propensas que los hombres a asociar cada sentimiento, salvo la agresión, con todos los tipos de alcohol.
Sin embargo, los hombres fueron significativamente más propensos a asociar los sentimientos de agresión con todos los tipos de alcohol, al igual que los clasificados como grandes bebedores o dependientes, que tenían seis veces más probabilidades de hacerlo que los bebedores de bajo riesgo. Y los bebedores compulsivos eran más propensos a seleccionar cualquier bebida que estuviera asociada con sentimientos de agresión y llanto cuando estaban en casa o cuando estaban fuera.
Estos hallazgos sugieren que los bebedores dependientes pueden depender del alcohol para generar las emociones positivas que asocian con la bebida, ya que tenían cinco veces más probabilidades de sentirse con energía que los bebedores de bajo riesgo, dicen los investigadores.
Este es un estudio observacional por lo que no se pueden sacar conclusiones firmes sobre causa y efecto. Los investigadores enfatizan que es probable que haya muchos factores involucrados en los sentimientos provocados por el alcohol, incluida la publicidad, cuándo y dónde se bebe alcohol y el contenido de alcohol de diferentes bebidas.
Pero concluyen: "Comprender las emociones asociadas con el consumo de alcohol es imprescindible para abordar el uso indebido del alcohol, proporcionando información sobre qué emociones influyen en la elección de la bebida entre los diferentes grupos de la población".
Alrededor de 3,3 millones de muertes y cerca de uno de cada 20 casos de enfermedad y lesiones en todo el mundo son directamente atribuibles al alcohol. "Durante siglos, la historia del ron, la ginebra, el vodka y otras bebidas alcohólicas de alta graduación se ha mezclado con violencia. Este estudio mundial sugiere que incluso hoy en día es más probable que los consumidores de bebidas espírituosas generen sentimientos de agresión que lo sque toman otras bebidas", afirma el coautor, el profesor Mark Bellis, director del Centro de Salud Pública de la Universidad John Moores de Liverpool, Reino Unido.

de psiquiatria.com

lunes, 18 de diciembre de 2017

regiones cerebrales de compasión

Un escáner del cerebro muestra dónde se esconde la compasión humana.

La empatía por el dolor ajeno activa los mismos patrones cerebrales en diferentes personas.

La empatía es un mecanismo neuronal básico en los humanos. En las comunidades primitivas, esa capacidad para interpretar los estados mentales del otro y ponerse en su lugar servía para saber si los que acercaban al grupo tenían buenas o malas intenciones. La empatía es fundamental para las relaciones humanas. Tanto que, salvo psicópatas o autistas, todos los humanos son seres empáticos. Un grupo de investigadores de EE UU ha estudiado en qué parte del cerebro se genera y si es igual en diferentes personas.

A 66 voluntarios les escanearon el cerebro mientras oían testimonios reales de dramas humanos, algunos con final feliz, otros no. Fuera del escáner, los voluntarios tuvieron que valorar cómo les hizo sentir cada historia. Lo primero que comprobaron es que la empatía no es cosa de una zona determinada del cerebro, intervienen muchas y con funciones muy diferentes. "El cerebro no es un sistema por módulos donde haya una zona encargada de la empatía. Se trata de un proceso distribuido", dice el director del laboratorio de neurociencia de la Universidad de Colorado, Boulder (EE UU) y coautor del estudio, Tor Wager.
La compasión empática activa las mismas áreas del cerebro que cuando valoramos la comida o el dinero.

Dentro de la empatía que despertaban las historias pudieron apreciar dos patrones bien diferenciados entre la que tiene que ver con la solidaridad y la compasión y la angustia empática. En la primera participan áreas cerebrales como el córtex prefrontal ventromedial o la corteza medial orbitofrontal, relacionadas con los procesos con los que el cerebro da valor a algo. "Las mismas regiones que interviene en la valoración de la comida o el dinero, aparecen implicadas en nuestro estudio al valorar el bienestar de los otros", explica Yoni Ashar, miembro del grupo de Wager y principal autor del estudio.

Sin embargo historias como la de un veterano de guerra que acaba mendigando en las calles o la de un enfermo de cáncer que acaba mal, que despiertan más angustia que compasión, activan otras zonas del cerebro, como el córtex premotor o la corteza somatosensorial primaria. Ambas son conocidas por participar en los procesos llamados de espejo. "Las áreas cerebrales que aparecen preferentemente relacionadas con la angustia empática también se activan mientras experimentamos u observamos acciones, sensaciones y expresiones faciales", comenta Ashar.

Los dos tipos de empatía emocional, la compasiva y la angustia, activan diferentes zonas del cerebro.
Pero el resultado que más ha llamado la atención de este trabajo publicado en la revista Neuron es que todas las personas escaneadas mostraron patrones cerebrales muy similares cuando empatizaban con los protagonistas de cada historia. Aunque la emoción sea muy personal, el patrón de activación es común. De hecho, pudieron usar estos patrones como marcadores para predecir cómo valoraría otro grupo de 200 personas a las que no les escanearon el cerebro las mismas historias que oyó el primero. Los investigadores creen que estos patrones podrían, en el futuro, servir en la detección de trastornos como la psicopatía.



De elpais.com

lunes, 11 de diciembre de 2017

el amor en el laboratorio

Científicos realizan en un laboratorio el estudio más completo sobre los mecanismos fisiológicos que provoca el amor

Científicos de la Universidad de Granada, pertenecientes al Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC), han llevado a cabo los estudios más completos realizados hasta la fecha sobre los mecanismos fisiológicos que provoca el amor en las personas, midiendo estos efectos tanto a nivel central (esto es, cerebral) como periférico (cardíaco, muscular y de sudoración).
Su trabajo ha determinado que, cuando una persona está enamorada y contempla una fotografía de la cara de su amado/a (algo que también ocurre si es un familiar querido, como el padre o madre), se produce lo que los científicos de la UGR han denominado“taquicardia afectiva”: su corazón sufre una deceleración inicial (disminuye la frecuencia cardíaca durante unos segundos) para posteriormente acelerarse rápidamente.
Además, la visión del rostro de la persona amada aumenta la sudoración o conductividad eléctrica de la piel a partir del primer segundo y medio, y provoca una activación del músculo cigomático facial, que es el responsable de la sonrisa. Este último patrón se produce en mayor medida en las chicas que en los chicos, debido, probablemente, a cuestiones culturales, ya que las mujeres tienen una mayor facilidad para expresar sus emociones que los hombres.
Por último, a nivel central, la actividad cerebral que se produce es mucho mayor cuando contemplamos fotos de personas queridas que las de desconocidos.
Los investigadores que han realizado este trabajo pertenecen al Laboratorio de Psicofisiología Humana y Salud del CIMCYC, y desde el año 2010 analizan los patrones fisiológicos que producen las emociones positivas en los sujetos.
Caras de seres queridos
Para llevar a cabo esta investigación, los científicos trabajaron con una muestra formada por estudiantes de la Facultad de Psicología de la UGR, hombres y mujeres de entre 20 y 29 años, a quienes pidieron que realizaran una fotografía con unas condiciones determinadas de tamaño y en blanco y negro de su padre o madre, así como de su pareja, con quien debían llevar un mínimo de seis meses de relación.
“Estas fotos de las caras deben ser neutras, es decir, no deben tener ninguna expresión emocional de alegría o tristeza que pueda interferir en la reacción de los participantes, y se proyectan de manera aleatoria durante 4 segundos durante el experimento que llevamos a cabo”, explican los investigadores del CIMCYC Jaime Vila Castellar y Pedro Guerra Muñoz.
Posteriormente, los científicos realizaron un experimento con todos los participantes, en el que les colocaban sensores en el rostro, cabeza y manos, y monitorizaban su actividad fisiológica central y periférica, al tiempo que les presentaban fotografías de 5 caras: dos de personas queridas, dos de personas desconocidas y una de un bebé (como grupo control).
El patrón fisiológico del amor realizado por los científicos de la UGR también revela que este sentimiento positivo es un protector del estrés. Y es que, cuando los participantes estaban contemplando la foto de una persona querida (padre/madre o novio/a), al darles un susto (mediante un fuerte ruido inducido a través de los auriculares) la respuesta de sobresalto que se producía era mucho menor que cuando esto ocurría sin visionar la foto.

de psiquiatria.com

lunes, 4 de diciembre de 2017

compartir conexiones (cerebrales)

¿Las semejanzas que caracterizan a los individuos humanos en una extensa red de conexiones cerebrales se reflejan en su mayor parecido psicológico? 

Para responder a esta pregunta un equipo internacional de científicos parceló el cerebro en 82 regiones y analizó sus más de 3 mil conexiones posibles. De este modo, se propusieron averiguar cuáles de estas conexiones permiten pronosticar una mayor semejanza entre los individuos según su rendimiento cognitivo.
Este rendimiento se valoró con instrumentos estandarizados que analizan formalmente los niveles de razonamiento abstracto, razonamiento verbal, razonamiento espacial, memoria operativa, control atencional y velocidad mental. Así, los análisis estadísticos permitieron identificar treinta y seis conexiones regionales clave.
De acuerdo con los resultados, publicados en Human Brain Mapping, las regiones que componen esa red cerebral contribuyen a la captura de la información relevante (Stage 1, input), su integración (Stage 2), valoración (Stage 3) y preparación de la respuesta (Stage 4, output).
“Mediante una validación cruzada de los resultados observados pudo comprobarse la solidez de las regiones identificadas: a mayor similitud entre esas conexiones, tanto dentro de cada hemisferio cerebral como entre hemisferios, mayor semejanza en el rendimiento cognitivo”, detalla Roberto Colom, catedrático del departamento de Psicología Biológica y de la Salud de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), desde donde se lideró la investigación.
Según el investigador, “la sofisticada aproximación metodológica que fue aplicada, llamada Multivariate Distance Matrix Regression Analysis, ayudó a superar una serie de limitaciones que impedían relacionar sustantivamente las variaciones estructurales del cerebro con las diferencias de rendimiento cognitivo. Se trata de una técnica que permite explorar simultáneamente las semejanzas biológicas y psicológicas”.
Como parte de la investigación, un grupo de jóvenes completó una batería de 18 pruebas psicológicas. También se obtuvieron registros de resonancia magnética. Las imágenes de los cerebros de los jóvenes se dividieron en 82 regiones para estudiar, seguidamente, sus niveles de conectividad estructural.
El número total de conexiones (3.321) entre estas regiones pudo reducirse a 36, según su relevancia estadística para explicar las semejanzas psicológicas. Por tanto, los resultados subrayan que una abrumadora mayoría de esas conexiones no son relevantes para dar cuenta de las semejanzas en los factores cognitivos considerados.
Aún así, los investigadores subrayan que esas treinta y seis regiones se encuentran distribuidas por todo el cerebro, conectando zonas distantes, tanto dentro de cada hemisferio cerebral como entre hemisferios. “No hay ninguna región que sea necesaria y suficiente para comprender las diferencias de rendimiento cognitivo. Por el contrario, la clave para avanzar en nuestro estado de conocimientos pasa por comprender la naturaleza de las conexiones entre regiones extensamente distribuidas”, señala Colom.
“En una reciente investigación del equipo de mi colega de la Universidad de Harvard, el Dr. Emiliano Santarnecchi, se observó que los individuos con mayor rendimiento cognitivo se caracterizaban por poseer redes cerebrales más distribuidas, mientras que esas redes eran más locales en los individuos con un menor nivel cognitivo –detalla el investigador–. Los primeros soportaban mejor que los segundos el efecto negativo de, por ejemplo, las lesiones cerebrales, hecho que nos invita a los científicos a pensar en la existencia de mejores y peores redes en el cerebro humano, y si es así, en modos de mejorar la resistencia de los cerebros más susceptibles al deterioro biológico y cognitivo”.
En el trabajo también participaron científicos del Beckman Institute (Universidad de Illinois, EE UU).

de psiquiatria.com