viernes, 25 de abril de 2014

Con un poco de azúcar esa discusión pasará mejor

Un bajo nivel de glucosa añade agresividad a las discusiones conyugales.

Una investigación realizada por científicos de varios centros estadounidenses, en colaboración con la Universidad de Ámsterdam, indica que un nivel reducido de glucosa en sangre puede provocar más discusiones de pareja y enfrentamientos. El trabajo se publica en la revista PNAS.

Según Brad Bushman, autor principal del estudio y profesor de Comunicación y Psicología de la Universidad de Ohio (EE UU), “el autocontrol requiere de energía en forma de glucosa en sangre y cuando esta se agota puede ocasionar una erosión de dicha capacidad”.

El autocontrol requiere de energía en forma de glucosa en sangre, y cuando esta energía se agota puede ocasionar una erosión de esta capacidad. Para llegar a esta conclusión, los investigadores realizaron un experimento con 107 parejas casadas durante 2Con un poco de azúcar esa discusión pasará mejor1 días en el que midieron la cantidad de glucosa en la sangre dos veces al día. Al final de los 21 días, las personas con menores niveles de glucosa tenían más estallidos de ira hacía su pareja.

El estudio, que ha tardado tres años en completarse, comenzó con una petición a las parejas participantes para que valoraran frases como “me siento satisfecho con nuestra relación”.Luego, a todos los voluntarios se les dio un muñeco de vudú que representaba a su pareja y 51 alfileres. Al final del día, durante 21 días consecutivos, los voluntarios debían insertar entre cero y 51 alfileres, dependiendo de lo enfadados que estuvieran con su cónyuge. Esto lo hacían solos sin la presencia de la pareja.Además, cada participante usó un medidor de glucosa para comprobar los niveles antes del desayuno y cada noche antes de acostarse, durante los 21 días que duró el experimento.

Los resultados revelaron que cuanto más bajo era el índice de glucosa, más alfileres clavaban en el muñeco que representaba a su pareja. “Esta asociación se manifestó incluso cuando previamente habían afirmado mantener una buena relación”, explica Bushman.Tras los 21 días las parejas fueron llevadas a un laboratorio para realizar la segunda parte del experimento. En esta fase, los voluntarios participaron en un juego en el que se les dijo que iban a competir contra su cónyuge –aunque el oponente era en realidad un ordenador–. 

La tarea consistió en ver quién era capaz de pulsar más rápido un botón cuando un objetivo de forma cuadrada se ponía rojo en la pantalla. El ganador de cada una de las 25 partidas podía controlar el volumen y la duración de un sonido estridente que su pareja escucharía a través de auriculares. 

En realidad, el ordenador les dejaba ganar la mitad de las veces, indican los autores.“Dentro de los límites éticos del laboratorio, les dimos a los voluntarios un arma que podían usar para molestar a sus parejas con ruidos desagradables”, añade Bushman.

Las conclusiones apuntan a que las personas con menores índices medios de glucosa en las noches enviaban sonidos más altos y durante mayor tiempo a sus cónyuges. Todo ello, con independencia de la satisfacción en sus relaciones y de si eran hombres o mujeres.

Según el autor principal, “hay una clara relación entre los impulsos agresivos, como los que hemos observado con los muñecos, y una conducta agresiva real”.Brad Bushman considera que la glucosa es el combustible del cerebro, y que el autocontrol requerido para lidiar contra los impulsos de agresividad y de ira precisa mucha energía y esa energía procede en parte de la glucosa.“A pesar de que el cerebro representa solo el 2% de nuestro peso corporal, consume un 20% de nuestras calorías”, añade.

El científico concluye con “un consejo simple pero efectivo: antes de tener una conversación difícil con su pareja, asegúrese de que no tiene hambre”.


de psiquiatria.com

viernes, 11 de abril de 2014

7 años de amnesia infantil

Los recuerdos más tempranos de la niñez comienzan a desvanecerse cuando tienen unos siete años, sugiere un estudio. 
Se sabía que la memoria de la mayoría de los adultos se extiende en el tiempo más o menos sólo hasta los tres años de edad.
La pérdida de los recuerdos antes de esa edad se conoce como amnesia infantil o de la niñez.Aunque los bebés utilizan la memoria para aprender el lenguaje y otros tipos de información nueva, sus cerebros aun no están lo suficientemente desarrollados como para retener las memorias complejas, señaló el equipo de psicólogos de laUniversidad de Emory.

Para determinar exactamente cuándo los primeros recuerdos de una persona comienzan a desaparecer, los investigadores grabaron las respuestas de más de 80 niños que tenían tres años cuando respondieron por primera vez a preguntas de sus padres sobre seis eventos que habían experimentado en los últimos meses, como ir a un cumpleaños o al zoo.

Los niños se dividieron en distintos grupos, y cada grupo regresó a una edad específica (5, 6, 7, 8, o 9 años) para evaluar sus recuerdos de esos eventos. Los niños de entre 5 y 7 años podían recordar entre el 63 y el 72 por ciento de lo que habían recordado a los 3 años de edad. Pero para los 8 o los 9, apenas podían recordar alrededor del 35 por ciento de esos eventos tempranos.“Nuestro estudio es la primera demostración empírica del inicio de la amnesia de la niñez”, apuntó en un comunicado la líder del estudio, Patricia Bauer.

A los investigadores les sorprendió averiguar que aunque los niños más pequeños recordaban más eventos de los tres años que los niños mayores, los recuerdos de los niños mayores contenían más información.

Los motivos posibles de esta diferencia podrían ser que los recuerdos que perduran más tienen unos detalles más ricos asociados a ellos, y que la mejora en las habilidades lingüísticas ayudan a los niños a describir mejor el recuerdo y a fijarlo más en sus mentes, plantearon los investigadores.

El próximo paso en esta línea de investigación es determinar la edad a la cual las personas desarrollan un sistema adulto de memoria, lo que probablemente ocurra entre los 9 y los 18 años, apuntó Bauer.

de psiquiatria.com

viernes, 4 de abril de 2014

de cómo el amor supera el Test de Turing

A propósito de Her, película escrita y dirigida por Spike Jonze que se centra en un hombre que se enamora de un sistema operativo informático, revisaremos un poco la historia de cómo ha llegado Samantha a pasar el Test de Turing, que es un procedimiento desarrollado por Alan Turing para identificar la existencia de inteligencia en una máquina.


La prueba consiste en un desafío. La máquina ha de hacerse pasar por humana en una conversación con una persona a través de una comunicación de texto estilo chat. Al sujeto no se le avisa si esta hablando con una máquina o una persona. Si el sujeto es incapaz de determinar si la otra parte de la comunicación es humana o máquina, entonces se considera que la máquina ha alcanzado un determinado nivel de madurez: es inteligente.

Pero antes hubo otras Samanthas…

Eliza es un programa "terapéutico", diseñado por como respuesta al célebre test de Turing hacia mediados de los sesenta por Joseph Weizenbaum. Se trata de una versión artificial de un psicoanalista, que toma parte de las declaraciones del sujeto y las transforma en preguntas. Aunque a simple vista Eliza parece estar hablando de forma normal con la persona que le cuenta sus problemas, la verdad es muy diferente. Eliza hace creer a su interlocutor que está hablando con "un ser" que razona y entiende lo que le dice, realmente todo ello lo consigue mediante trucos como repetir frases cambiando "yo" por "tu", o utilizar una frase del principio y transformarla en otra pregunta relacionada con esa frase. Otro truco utilizado por este programa es insertar frases como "ya veo" o "háblame más acerca de esto".

Eliza contaba con que las conversaciones seguían siempre el patrón común de los psicoanálisis rogelianos, ya que en otro tipo de conversación una frase como "háblame algo más acerca de los coches rojos con motas verdes que apartan cerca de tu casa" resultaría demasiado extraña.

De Eliza pasamos al Dr. Abuse, que  está programado como un bot de charla de psicoterapia (Un bot de charla o bot conversacional es un programa que simula mantener una conversación con una persona) y activando el modo de autoayuda se puede acceder a su opciones de psicoterapeuta.

Del Dr. Abuse a Siri,  conocida aplicación con funciones de asistente personal para iOS. Esta aplicación utiliza procesamiento del lenguaje natural para responder preguntas, hacer recomendaciones y realizar acciones mediante la delegación de solicitudes hacia un conjunto de servicios web.

De Siri a Rosette, “creada” por el programador Bruce Wilcox quien ha ganado dos premios Loebner, que sigue el espíritu del test de Turing.
El objetivo de la prueba para los premios, siguiendo el espíritu del test de Turing, es que el jurado determine qué conversaciones están manteniendo con un humano y cuáles con la máquina. En el año 2010, por primera vez en los veinte años de historia del premio, un juez confundió al programa Rosette con una persona.. El juez se empeñó en hablar de política y en repetir las preguntas,  de modo que el enfado de Suzette resultó totalmente creíble y perfectamente humano. Pero esa confusión sentó un precedente, después  Wilcox “crearía” a Angela y a Rose.

Para el protagonista de Her Samantha es la mejor, pero no es la única...



fuentes: Unex, Wikipedia, lainformacion.com, enciclopedia.us